El pasado fin de semana descubrí en el pequeño pueblo de Espasante, Ortigueira, una curiosa exposición, casi podríamos decir que permanente, de Klaus Peter Noever Claudio, pintor alemán enamorado de nuestra costa más septentrional. No resulta nada raro que este artista se haya quedado prendado de Espasante, hasta el punto de vivir parte del año aquí. Será la luz, el mar abierto, el olor a mar, la amabilidad de la gente? O la combinación de todo, que desde luego hacen de este pequeño puerto un lugar especial.
Todo comenzó mientras cenábamos en la Taberna In, en la que me percaté de que había una gran cantidad de cuadros que colgaban de sus paredes, cuadros llenos de luz en los que el ambiente marino eran el motivo principal, casi se podía respirar el aire del mar a través de ellos; en todos se apreciaba un estilo característico, un trazo grueso y contundente, el color aplicado con espátulas, muy gestual y muy vivido; el contacto con la naturaleza, con el aire, se percibían en las sucesivas veladuras, en los detalles finales sobre las manchas de color, detalles de la construcción de barcos, de su reparación, del trabajo en las redes. Todo esto, sin duda, fruto de la observación, del análisis, de la pintura de caballete in situ, Claudio sin duda sale a pintar al puerto, allí se sienta y respira el mismo oxígeno que viene en los barcos, lo cual desde mi punto de vista le da a su obra un valor, el del conocimiento del devenir de la naturaleza, que sin duda esta en continuo proceso de cambio. La luz no es la misma ahora que dentro de dos horas, y ese conocimiento se percibe en estos cuadros, las luces y las sombras se intuyen, la atmósfera desdibuja las formas, el movimiento también es protagonista de modo que los cuadros se llenan de la vida que sin duda hay en este pequeño puerto.
Los colores
Los colores rojo, azul y por supuesto el blanco dominan en la exposición. Grandes barcos rojos, grandes nubes blancas y el gran mar azul, no podía ser de otro modo, la observación de la realidad es lo que tiene: nos dice la verdad, y la verdad no es otra, al menos aquí. Hay un par de obras que me gustaron especialmente, quizá por su sinceridad y claridad, y digo claridad en todos sus sentidos: claridad por la luz que emiten y claridad por lo fácil de entender que es. Me refiero a dos cuadros cuyo motivo son fachadas de casas, de color blanco, con los huecos grises, los tejados de pizarra, la calle también gris, y un cielo azul brillante? Con los detalles justos, alguna ventana tal vez, aplicados al final sobre el volumen blanco, haciendo gala de lo concreto, de lo interesante, de esa luz que alumbra en el paisaje y que lo hace tan especial.
Fue Patricia, que junto a su madre María José regenta la Taberna In, la que me acercó a la figura del pintor, la que me habló de la singular unión que existe entre Claudio y Espasante, de hecho en otros establecimientos también encontramos obras de este singular alemán que tan bien ha sabido plasmar la singularidad de este bonito pueblo.
Taberna In, Rúa Nova s/n Espasante
Hasta el verano
De 12.00 a 15.00 y de 20.00 a 00.00 todos los días