O Trece, la madre de todas las ferias gallegas nació en Narón: «Era nuestro Odeón»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

NARÓN

Furor en la Feira do Trece, en sus años dorados en Narón
Furor en la Feira do Trece, en sus años dorados en Narón Manuel Graña

Gloria y caída de una miniciudad con dos cines, cinco bailes, doce tabernas, cinco ultramarinos, seis panaderías y una funeraria

18 ene 2024 . Actualizado a las 23:18 h.

Todo imperio tuvo sus años de gloria y su inevitable caída. También ocurrió en la ría de Ferrol, donde incluso la madre de todas las ferias gallegas acabó convertida en polvo de estrellas. O Trece vivió más de un siglo como una miniciudad en Narón: cinco salones de baile, dos cines, doce tabernas, cinco ultramarinos, seis panaderías, cinco herreros, cinco escuelas, cuatro carpinteros, peluquerías, sastres y una funeraria. Como recuerda Manuel Graña, de los pocos habitantes que quedan en O Trece (Sedes), «era el gran centro comercial de la comarca, era nuestro Odeón».

Tarde de cafés, refrescos y licores en un puesto de la Feira do Trece
Tarde de cafés, refrescos y licores en un puesto de la Feira do Trece Manuel Graña

Aquella celebración, en sus días dorados incluso dos veces al mes, está documentada por el Concello de Narón desde hace doscientos años. Pero Manuel Graña, que además de vivir aquí ha investigado su historia, asegura que «puede remontarse a 1700 o incluso 1600, con el culto religioso a Santa Lucía». Aquella asistencia masiva a las misas llevó a un intercambio de productos, con mercaderes de Madrid, Salamanca o León. Y en torno a esos puestos crecieron los habitantes, en una suerte de poblado del Oeste en el que había de todo o que protagonizó episodios históricos como la Revolta das Pedradas en 1918.

Una de las fotografías más antiguas en la Feira do Trece, en Narón
Una de las fotografías más antiguas en la Feira do Trece, en Narón Colección Romo y Fussel

A mediados del XIX, Sedes tenía casi 2.000 habitantes. Se movían sobre todo vacas y caballos, después aparecieron las cerámicas y productos de la cantera de cuarzo de la zona que se vendían a Dinamarca. Ya en el XX «la gente de la feria se quedaba al cine, al baile, a los bares, venían los militares de la Estación de Radio de la Marina (A Carreira) y aquí surgieron muchos matrimonios».

Procesión por O Trece, en día de fiesta
Procesión por O Trece, en día de fiesta Manuel Graña

Los vecinos aprovechaban la feria para lucirse: «Dos días antes iban a buscar braña y tojos para tenerlos en el corral y dar la impresión de abundancia, sobre todo si había chicas casaderas». Para la posteridad queda el anuncio en radio de 1987: «El 13 del 12 a las 12.00 en El Trece traerá cola y llevará rabo». Anunciaban una vaca con dos rabos y un ternero con dos cabezas, pero los jóvenes creían que inauguraban una discoteca e invadieron la feria. El declive se inició en 1992, «antes creamos la asociación de Amigos de la Feira do Trece gracias a Manuel Domínguez de Extensión Agraria, o hicimos la primera feria del coche usado de Galicia».

Vecinos de O Trece en el exterior de la sala de baile de Carreira, entre ellos Andrés Robles, Manuel Graña, Manolo o de Lucas, o Pepe Sanesteban
Vecinos de O Trece en el exterior de la sala de baile de Carreira, entre ellos Andrés Robles, Manuel Graña, Manolo o de Lucas, o Pepe Sanesteban Manuel Graña

Toda esta historia fue además relatada por Manuel Graña en uno de los episodios del libro Narón, Xuvia, Neda (coordinado por Fernando Masafret y Tomás Casal). Allí aparece la crónica de los mejores años de O Trece, incluidas sus escuelas. O anécdotas como la acción de los «estafadores que se dedicaban a llevarse carteras que después aparecían vacías entre el maíz».

Escuela de Sedes (Narón) con el profesor José Lage
Escuela de Sedes (Narón) con el profesor José Lage Fina Lage

Manuel recuerda con pena «que pasamos de todo a nada, mi padre tuvo un bar con tienda, yo con mi hermano A Trasanquesa, había una empresa de buses... lo ideal es que el Concello recuperase aquella feria». Los años de gloria relucen así como pepitas de oro en la memoria.