Desde que nació, en 2013, la entidad de productores Terra Rendible de Narón apostó por respetar las distancias que fijaba la ley y plantar frondosas, no solo eucaliptos
08 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Al principio fue muy difícil, los socios ponían mala cara. ‘Acepto la distancia, pero no me plantéis esos arbolitos’, decían [en alusión a las frondosas], y hoy ya los piden, porque esas especies, cuando forman una copa, no dejan salir la maleza y supone un ahorro en la limpieza», explica Juan Luis Casal, secretario de la asociación de productores forestales Terra Rendible, de Narón. Desde su creación, en 2013, con el respaldo del Concello, la entidad apostó por guardar las distancias que fijaban la ley de montes y la de prevención de incendios, respecto a viviendas o pistas.
En esa franja de seguridad comenzaron a plantar frondosas. «En primera línea, robles, fresnos, cerezos, nogales... Cada socio llevaba una especie para distinguir su finca de la colindante, porque en muchos casos son propiedades heredadas y se desconocen los límites. Y en una segunda línea, las especies de crecimiento rápido, sobre todo eucalipto», desgrana. En 2017, en las propiedades de los socios se plantaron unas 50 hectáreas de eucalipto y alrededor de 20 de frondosas. «Desde 2013 ya aplicamos tanto las distancias como los usos de las tierras. La primera plantación es cara, porque queda todo preparado para que el mantenimiento sea muy barato, unos 80 euros por limpiar cada hectárea al año [cuatro por ferrado, 500 metros cuadrados]», abunda. Entre la línea de frondosas y la de eucaliptos (o pinos) dejan una superficie libre para facilitar las maniobras de la maquinaria. «Así lo hacen más rápido y cuesta menos. También procuramos limpiar varias plantaciones a la vez para abaratarlo», señala Casal. El secretario de Terra Rendible, que ofrece a sus socios la gestión completa del monte, desde la elección de la planta a la venta final, lo tiene claro: «El monte cuidado es rentable y no arde».
Respeto al medio ambiente
Carlos Caaveiro es el ingeniero forestal de la asociación. «O problema -constata- é que os beneficios non se ven dun ano para outro, hai que ter xente disposta a sentar precedente. O monte require coidado, traballo e un pouco de cariño, como toda actividade produtiva. Coa experiencia e seguindo uns estándares técnicos é máis rendible, máis saudable e máis respectuoso co medio». Desde la elección de la planta, en función de su calidad genética, que determina el crecimiento y la densidad y, por tanto, el valor final; hasta la plantación, la limpieza o el estudio del mercado para dar con el mejor comprador. Terra Rendible completa todo el proceso para los socios que así lo demandan. «Este modelo de xestión pódese replicar en calquera lugar; de feito, esta é unha sociedade pequena [en torno a los 120 socios] e con medios limitados», entiende Caaveiro. En plena controversia por la aplicación de la ley de prevención de incendios, lamenta que «a Administración sempre actúe antepoñendo o carácter punitivo fronte ao traballo educativo, para converter os propietarios de montes en silvicultores, xente capaz de coidar o monte. Se só hai castigo, iso leva ao abandono ou ao lume», advierte el ingeniero.