Una vida marcada por el trece

NARÓN

José Pardo

José Manuel Ramos nació en O Trece (Sedes); gracias a una operación realizada un martes 13 conserva «un resto visual decente» y el 13 es la terminación que más vende

14 sep 2016 . Actualizado a las 07:54 h.

La vida de José Manuel Ramos Beceiro, vendedor de la ONCE de 59 años, está ligada al número 13 desde su nacimiento. De hecho nació en O Trece (Sedes-Narón) y presume de ello, asegurando que «é o centro do mundo», y un martes 13 de hace 33 años fue sometido a una intervención quirúrgica de la que salió victorioso. «Tiven tres desprendimentos de retina e a operación dese día saíu perfectamente, por iso vexo algo», señala, añadiendo que podía haberse quedado totalmente ciego pero conserva «un resto visual decente».

Su relación con el número 13 continuó cuando en 1987 comenzó a trabajar en la Organización Nacional de Ciegos (ONCE), «porque a nosa patrona é Santa Lucía, que se celebra o 13 de decembro, e esa terminación é a que máis me piden». De hecho, José Manuel Ramos asegura que en jornadas como la de ayer, que coinciden en martes y 13, son los dígitos más demandados en toda España. «Non sei porque hai esa superstición sobre o número 13, se despois a xente ven e quere os cupóns que acaben nesa cifra», se pregunta, añadiendo que, al ser una terminación tan solicitada, muy rara vez se puede conseguir. De hecho, él pudo hacerse con un par de cupones la víspera a través de la máquina, porque ya no quedaban más, y si le llega a tocar ya sería la muestra más evidente de su buena sintonía con el 13.

Según este vendedor, en general, las terminaciones más demandadas son el 3, el 5 y el 7, seguidos del 9. Por su kiosco, situado en la puerta principal de Alcampo, pasan muchos clientes habituales, gente que va siempre los mismos días a hacer la compra y aprovecha para adquirir el cupón, y también otros que lo hacen más esporádicamente, pero ya no hay tantas ventas como hace unos años.

José Manuel Ramos estuvo cinco años vendiendo el cupón por la carretera de Castilla, hasta que en 1992 se instaló en la puerta del hipermercado Alcampo, donde continúa. Su vida profesional estaba orientada hacia otros derroteros, pero varios desprendimientos de retina, unidos a una miopía que ya arrastraba desde que tenía tres años, propiciaron su entrada en ONCE, en la que se encuentra muy satisfecho y lo demuestra en el día a día bromeando con los clientes, haciendo gala siempre de un envidiable buen humor. Siendo casi un niño había estado en el Seminario de Mondoñedo, en el que estudió durante cinco años, «pero non me chegou a vocación», bromea, precisando que en esa época era la fórmula más cómoda que tenía la gente de la aldea para formarse, porque la otra opción era ir a un colegio de Ferrol, lo que obligaba a pasarse medio día en el coche de línea.

Tras salir del Seminario continuó sus estudios en el Instituto Masculino de Ferrol -el actual Concepción Arenal- y después cursó la carrera de Magisterio en A Coruña, si bien cuando solo le quedaban un par de asignaturas para terminar fue cuando empezaron los desprendimientos de retina, y tuvo que dejarla.

Ahora, casado y con dos hijas, ya se ha acostumbrado plenamente a su problema de visión, que no le impiden hacer una vida normal. Reside cerca de su puesto de trabajo y el recorrido lo tiene muy controlado, por lo que no necesita de una persona que lo ayude. En cuanto a la actividad laboral, los equipos que pone la ONCE a disposición de sus vendedores les permiten, asimismo, mantener una autonomía suficiente, ya que una sola maquinita reconoce todos los cupones y boletos de diferentes sorteos.

Los clientes le tienen aprecio, porque se gana la confianza de la gente, y porque, menos veces de las que quisiera, también da buenos premios.