La falta de vocaciones lleva a la Diócesis a una reorganización dentro de su territorio

r. loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

El obispo de Mondoñedo-Ferrol, durante una misa en Neda
El obispo de Mondoñedo-Ferrol, durante una misa en Neda Ramón Loureiro

Los arciprestazgos se reducen de siete a cuatro: Ferrol, Ortegal, Terra Chá y Mondoñedo

01 oct 2023 . Actualizado a las 11:38 h.

La falta de vocaciones sacerdotales, que se traduce en una escasez de clero que se va agravando año tras año, ha obligado a la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol a una nueva ordenación de su territorio. Concretamente, a otra redistribución de sus arciprestazgos. En el 2007 esos arciprestazgos ya se redujeron a siete (desapareciendo, como tal, y entre otros, el de la Tierra de Miranda, tan literario), quedando entonces los de Ferrol, Mondoñedo, Ortegal-As Pontes, Ribadeo-Miranda, Terra Chá, Viveiro y Xuvia. Y ahora se ven reducidos a cuatro, que son los de Ferrol, Ortegal, Terra Chá y Mondoñedo.

«Estamos en proceso de repensar las estructuras pastorales en un tiempo nuevo con retos nuevos y una secularización muy fuerte —dice el obispo, Fernando García Cadiñanos—. Queremos vivir este tiempo como una nueva oportunidad para seguir sembrando el Evangelio. Y lo tenemos que hacer juntos —dice el prelado—, siendo significativos. Buscando una presencia integral: la celebración, la caridad, la formación, el testimonio...».

A día de hoy, la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, la de la Galicia do Norte —la que abarca las regiones septentrionales de las provincia de A Coruña y Lugo—, apenas cuenta con un centenar de sacerdotes en activo para atender 422 parroquias. Y conviene no olvidar que en ese centenar de sacerdotes se incluye también a quienes, estando ya oficialmente jubilados, mantienen su actividad pastoral. Pero el obispo no quiere caer en el derrotismo, sino todo lo contrario. Y viene a decir que un tiempo nuevo requiere, también para la evangelización, propuestas renovadas. También Cándido Otero, el nuevo arcipreste ferrolano, es de esa opinión.

«Que aquí sexamos menos sacerdotes nos nosos días —dice Cándido— non ten por que supoñer que o noso labor evanxelizador sexa menor. ¡Todo o contrario...! O que temos é que buscar outras propostas, propostas novas, e ter máis iniciativas. E facer que a Igrexa estea moi presente na nosa sociedade non só nos ámbitos nos que xa o estamos, senón en moitos máis. Non podemos ver isto —bromea Cándido— como se tratase dunha empresa que reestrutura o seu territorio pechando sucursais. ¡Ese non é o noso caso...! O que nós facemos é unir as nosas forzas, redistribuíndo o noso territorio en catro realidades xeográficas, co desexo de ser sempre, como quere o Papa Francisco, unha Igrexa en saída, que se faga presente en todos os ámbitos». El arcipestazgo de Ferrol, que abarca un territorio (el propio municipio de Ferrol, además de los de Narón y Neda) con una población cercana a las 110.000 personas, está llamado a ser, sin duda, una de las columnas centrales de la actividad diocesana.

En ese sentido, Cándido Otero subraya la necesidad de saber responder, pastoralmente, a los retos que plantea «un área esencialmente urbana, na que hai moita xuventude». Algo que no sucede en la mayor parte del territorio de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol. «Somos conscientes —dice el arcipreste— da nosa responsabilidade».