El patrimonio dilapidado

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló CRÓNICA CIUDADANA

FERROL CIUDAD

30 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En una de las imágenes de Ciudad, el libro que esta semana presentó el fotoperiodista José Pardo, aparece el letrero de Todo por la patria de una de las entradas posteriores del viejo cuartel Sánchez de Aguilera. La herrumbre que se come las letras y la puerta metálica es la metáfora perfecta del abandono de una urbe que tan bien retrata Pardo con esa mezcla de amor y dolor. Las antiguas dependencias del cuartel que ocupa una amplia parcela determinante para el desarrollo urbano de la ciudad es, a su vez, un claro ejemplo de la incapacidad que, desde hace más de diez años, vienen demostrando las administraciones central y local. En ese tiempo, y con tres gobiernos diferentes en el consistorio y dos en Madrid, ha sido imposible firmar un convenio que permita a la ciudad disfrutar de ese y otros espacios que el Ministerio de Defensa ha dejado de utilizar.

No tan a la vista de la gente cada día, otro ejemplo de la desidia son las baterías costeras, cuyas instalaciones pudieron haber sido utilizadas para fines civiles -albergues, aulas de la naturaleza...- en el momento en el que el Ejército las abandonó. La rapiña y la intemperie se encargaron de dejar aquellas dependencias en un esqueleto inservible. Ni siquiera fue posible salvar, como ocurrió en otros lugares, alguna de las piezas de artillería. Nada nuevo: Ferrol ya dejó marchar en los años 80 de los muelles de la base naval de A Graña el buque escuela Galatea, que hoy en día es un museo flotante en la ciudad de Glasgow.

El edificio de Aduanas, en Ferrol Vello, puede convertirse en otro triste ejemplo de lo que viene sucediendo con el patrimonio arquitectónico que la Administración del Estado ha ido dejando en desuso. Es ahora el Ministerio del Interior el que trata de vender al Concello de Ferrol el edificio, abandonado y descuidado desde hace más de diez años. No ha trascendido el precio de una operación -varios cientos de miles de euros- que las finanzas de Ferrol no parecen estar en condiciones de afrontar. En todo caso, no es descabellado reclamar al Gobierno central la búsqueda de mecanismos para que la cesión del inmueble no sea una carga para Ferrol y, de paso, que contribuya a poner en marcha un plan de recuperación del barrio de Ferrol Vello que ya no puede esperar más tiempo. En el otro extremo de la fachada marítima, la Autoridad Portuaria tiene la previsión de recuperar la antigua Comandancia de Marina.

Pero no cabe esperar mucha generosidad de una Administración a la que Ferrol le queda lejos. Lograr que la antigua Aduana se salve de la ruina depende de la capacidad de gestión política del concello. Así fue cuando el Hospital de Marina se convirtió en campus universitario.