Galicia no existe

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

CEDEIRA

CARLOS FERNANDEZ SOUSA

25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Así es. Galicia es un truco, un trampantojo, Galicia no existe. Galicia es un camino. La mejor manera de llegar al centro es desde la periferia. Galicia es periferia y, si llegas a ella, te llega. Una amiga la definió de forma perfecta. «Tu tierra se te mete en los huesos, hasta el tuétano». Y se te queda dentro para siempre. Galicia es la única asignatura que no quieres aprobar nunca. La suspendes una y otra vez, porque deseas volver a ella. La suspendes con gozo, para que te muestre más. Para aprender más. Galicia es el secreto mejor guardado. Es de menta, verde. Sabe a mar, azul. Es el corazón del bosque y surfear las olas.

Galicia es soñar con los ojos abiertos. Encontrarte con el muro del silencio en cualquier corredoira. Y, si sabes mirar dentro de ti, abres ese muro y, en vez de asustarte, pisas sobre tu estrés y entras despacio en ese reino del silencio. En esa mudez que te completa. Que te hace dejar de correr y ollar por fin dentro de ti. A Galicia viajas para perderte en la aldea gala de Astérix tan al norte y, al perderte, te llevas la sorpresa inaudita de que te encuentras. A otros sitios vas a darlo todo. Aquí, no. Aquí, nosotros te lo damos todos. Los gallegos, cuando salimos de nuestro caparazón, somos miga de pan, ternura.

Les propongo una ruta. Pero podría sugerirles un millón. Vayan a Cedeira, ese pueblo que es Macondo. Al norte del norte. Como nadie piensa en Galicia sin que se le haga la boca agua, prueben los manjares de, por ejemplo, El Náutico, allí, en Cedeira, percebes que compiten con los de O Roncudo. Elijan o bonito o rape, con una salsa que no olvidarán. Beban albariño o ribeiro, bien frío, y notarán que el corazón les deja de latir. No. Mejor, que el corazón les empieza a latir de otra manera. Con esa velocidad de Matrix de cuándo al fin entiendes todo. O por lo menos mucho. Tras esa comida suban a san Andrés de Teixido. En Galicia se peregrina siempre, porque sabemos que la vida es una ruta. El que no va de vivo, va de muerto. A san Andrés, vayan mejor de vivos. No lo olvidarán. Pero cuando tocarán el cielo desde la tierra será cuando sigan subiendo hasta la garita de Herbeira y tengan la experiencia de creer que están en la maqueta perfecta de los fiordos noruegos, solo que más abajo. Un tapiz de un millón de verdes que se funden en el mar a través de rocas milenarias que parecen espaldas de ballenas, lomos de cachalote, acostados, para echar su penúltimo sueño de eternidad.

Entienden ahora por qué Galicia no existe. Es un truco de magia. Pero, como hoy es el día de Santiago, no se olviden de rezar en profano o en sacro. Los gallegos somos esponjas. Rezamos en civil, con nuestros poetas, y rezamos en eclesiástico, con el Apóstol. No descartamos nada. Los gallegos somos extraterrestres. No necesitan el cohete de Bezos para ir a Marte. Marte está en Galicia, esa tierra tan extraña a la que querrán volver siempre, porque les agarrará del pescuezo con mimo y los sumergirá en el único sitio en el que seguro que muchos todavía no se han atrevido a estar, dentro de ustedes mismos. Vengan a Galicia: les abriremos la caja fuerte de su corazón, con el canto del mirlo. Galicia no existe. En Galicia, solo existes tú.