-¿Cómo ha sido el camino desde el campo del diseño al campo del arte?
-Inicialmente me formé como diseñadora y patronista, trabajé en varias empresas, como profesora de diseño. Posteriormente monté mi propia firma y ¡Nos lanzamos al mundo! Durante unos cuantos años estuvo muy bien, pero al final ves que acabas convirtiéndote en una empresaria y como empresaria cada vez le dedicas menos tiempo a la parte creativa, al mismo tiempo que mis diseños evolucionaban hacia la espacialidad. Por lo que, consciente de este cambio y de mi propio interés en realizar un trabajo más personal, comencé un proceso de investigación y experimentación en el ámbito artístico, y ahora mismo estoy en pleno proceso. Reconvertí la marca de moda en un estudio de diseño multidisciplinar, donde trabajamos por proyectos y de esta forma puedo dedicarme a lo que realmente me gusta que es crear, colaborar y experimentar, con mayor libertad y mucho menos estrés.
-¿Galicia es una cuna especial para creadores?
-Cada geografía tiene sus peculiaridades y claro que el paisaje, el clima o la lluvia influye de una manera particular, pero creadores hay en todas partes.