Una campana

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

Ramón Loureiro

11 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Antón Rúa, historiador, gran caminador, horticultor muy experto —nació en una aldea del municipio de Lourenzá, donde el cultivo de la tierra es una más de las bellas artes—, gran lector de los clásicos, excelente conversador y, además, párroco de San Andrés (y no solo de San Andrés: también de unas cuantas parroquias más, entre ellas la de Santa María do Mar de Cedeira), quiere que la campana mayor de Teixido, que necesita una restauración urgente, pueda, una vez reparada, ser volteada de nuevo, como se hacía en otros tiempos.

Cosa que va a requerir, según él mismo adelanta, dotarla de un nuevo yugo —el yugo, ya saben, es ese contrapeso de las campanas al que aquí, en este fin del mundo nuestro, hay quien le llama a melena y hay, también, quien le llama o cepo—. Rúa sueña con que la campana grande de San Andrés, situada frente a ese océano, el Atlántico, que todos los días es nuevo, pueda girar sobre sí misma para dar la bienvenida a cuantos van hasta Teixido peregrinando por los mismos caminos que también frecuentan todas esas ánimas que, con los ojos de este mundo, casi nunca vemos.

«E poderá haber algunha cousa máis fermosa, para un romeiro —se pregunta Rúa—, que chegar a San Andrés sentindo voltear a campá...?». Y la verdad es que no puede uno estar más de acuerdo.

Marcos Míguez

Por cierto: un gran amigo de San Andrés —y mío—, Isidoro Hornillos es el autor del bellísimo prólogo del último libro, una verdadera joya, del gran Emilio Navaza, que sigue recuperando la historia del atletismo gallego. Un libro en cuya portada aparece otro amigo más, Javier Álvarez Salgado. Cosa que me emociona, permítanme que se lo confiese.