De jugar en la élite del balonmano a estudiar cocina: «Necesitaba salir de la burbuja del deporte»
FERROL
Tras 20 años de carrera en equipos de España y el extranjero, el ferrolano Iago Muiña ha encontrado en la gastronomía una nueva pasión y ya cursa su segundo ciclo de hostelería en el Fraga do Eume
01 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Durante veinte años cimentó una prolija carrera como deportista en el balonmano de élite, pero hoy Iago Muiña (Ferrol, 1984) es un estudiante de cocina de 40 años que cada día acude al CIFP Fragas do Eume «súper motivado» y con «una sonrisa en la boca». «He descubierto en la gastronomía mi nueva vocación y me estoy tomando estos estudios muy en serio. Quiero formarme al máximo para llegar a ser un buen profesional», comenta el ex jugador de balonmano ferrolano, que tras haber obtenido ya el ciclo medio de Cocina y Gastronomía ahora cursa el primer año del ciclo superior de Dirección de Cocina.
Iago comenzó su idilio con el balonmano con apenas seis años en el patio del colegio Tirso de Molina, «como otros muchos chavales», pero lo que comenzó como una simple afición acabó por llevarlo al deporte de competición durante dos décadas. Fue miembro de la selección española sub-21, en España jugó en clubes como el Bidasoa de Irún, el Teucro de Pontevedra o el CAI de Zaragoza. Y hasta llegó a hacer carrera en el extranjero en equipos de Catar, Holanda y Bielorrusia. El último equipo con el que jugó fue el Atlético Novás de O Rosal (A Guarda), del que se despidió hace cinco años, con 35, cuando decidió colgar las botas. «El cuerpo ya no daba para más, yo había perdido la chispa de la competitividad y vi claro que había llegado el momento de la retirada», rememora.
Tras veinte años dedicado en cuerpo y alma al balonmano, a Iago se le abrió un nuevo horizonte que primero quiso llenar con la ilusión de convertirse en entrenador de las jóvenes promesas, pero poco después tuvo claro que aquel no era su camino: «Me di cuenta de que lo que realmente necesitaba era un cambio radical en mi vida, salir de la burbuja del deporte en la que había vivido y explorar cómo es el mundo fuera de la pista de balonmano».
Y fue entonces cuando decidió retomar los estudios y matricularse en el CIFP Fraga do Eume. «Cuando estuve en el País Vasco me empecé a interesar por la gastronomía y además yo siempre he cocinado, porque me marché de casa muy y joven y no me quedó más remedio», cuenta entre risas Iago, que ahora reside en Ares.
Reconoce que se metió a estudiar cocina un poco a ciegas, para ver si aquello le gustaba, pero poco a poco los estudios le fueron seduciendo, hasta el punto de que hoy considera la gastronomía su nueva pasión. «Las clases son muy prácticas y dinámicas, y el ambiente, magnífico y muy familiar. Además, todo me resulta interesante, desde las técnicas de cocina hasta todo lo que aprendemos sobre el valor nutricional de los alimentos, qué productos se corresponden con cada temporada o cuál es su origen», explica.
Iago ya ha podido poner a prueba sus habilidades en el sector hostelero de la comarca —hizo las prácticas del ciclo medio en el restaurante O Fogar da Carne, que comanda Bruno Casal en Narón—, pero ya tiene claro que quiere encaminar su vida laboral en otra dirección.
«Aunque en Ares estoy muy a gusto y se vive de maravilla, siento que mi espíritu nómada me está pidiendo volver viajar y creo que mi formación como cocinero me puede dar la llave para conseguirlo», comenta Iago tras mostrar su agradecimiento hacia su tutor en el ciclo medio, Rodrigo Poveda, que fue quien le hizo ver que probar suerte en el extranjero era una buena opción teniendo en cuenta su perfil de «persona inquieta y viajera».
Soñando en voz alta, Iago cuenta que le encantaría viajar por Latinoamérica para descubrir la gastronomía de Argentina, Uruguay o Chile —«es que lo que más me gusta son las brasas y los asados»—, aunque su objetivo número 1 es encontrar trabajo de cocinero en una plataforma petrolífera. Y aunque de momento vive totalmente de espaldas al balonmano, no descarta la reconciliación. «Por lo de pronto, he vuelto a ver partidos por la televisión y eso ya es una señal».