Después

José Varela FAÍSCAS

FERROL

05 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A la derecha profunda, la que se oculta tras los rostros que la representan en los medios de comunicación y en la política, la que no se ve pero se siente, claro que se siente, a esa no le preocupa tanto este momento de la crisis -hasta De Guindos es ahora un ferviente keynesiano: vaya jeta-, como el paisaje después de la batalla. El proceso de recuperación subsiguiente, que será más largo y costoso de lo que atisbamos. Los negocios más jugosos se tramarán entonces, pero para sentarse a la mesa del reparto hay que ganarse la silla, y en eso estamos ahora, esa es la clave que explica las bravatas y deslealtades hipócritas que vemos estos días. Y tan importante, o más, que estar uno a esa mesa -qué poderoso no tiene vicarios- es que no estén otros: esa es la agenda oculta, por utilizar la expresión del prestigioso sociólogo y politólogo portugués Boaventura de Sousa, de los thing tank de la derecha. De ahí el empeño en invisibilizar a una parte del Gobierno, o, si no es posible (a veces es inevitable: algunos de los decretos más sociales llevan su sello), denostarla con falacias ¿Por qué tanto esfuerzo? Porque si continúa influyendo en las decisiones del Ejecutivo, la reconstrucción de la economía se hará con criterios de mayor equidad: el reparto de cargas será más más justo. De lo contrario, volverán a ser la educación, los servicios sociales, la desigualdad, el desempleo, el salario mínimo, la sanidad -sí, no lo duden, la sanidad: privatizarán más en nombre de la eficiencia- los sectores más dañados: qué pasó tras el 2008. Por eso sacan la artillería a la calle. Pero, como ya peino canas, les aseguro que lo harán con nuestros votos. Así somos.