Un árbol muy rebelde en el campus de Ferrol

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL

CESAR TOIMIL

La Vicerrectoría estudia qué hacer con un «sugi», una especie originaria de Japón, que ha crecido en horizontal y ya invade uno de los accesos al recinto universitario

01 nov 2019 . Actualizado a las 10:41 h.

La naturaleza es caprichosa. Y, si no, que lo pregunten a los profesores y alumnos del campus que cada día deben sortear un árbol de espíritu rebelde que no apunta al cielo, como hacen todos los demás, sino que está creciendo en horizontal y ya ha invado una de las vías interiores del recinto universitario. Se trata de una Cryptomeria japonica o «sugi» del tipo «Elegans», una especie originaria de Japón que se caracteriza por un porte inclinado que, con el tiempo, a medida que el árbol se hace mayor, lo hace «desparramarse por el suelo», según apunta la bióloga María José Leira en su libro Los jardines del campus de Esteiro.

Ejemplares de esta especie se pueden encontrar también en el Cantón de Molins y en el parque municipal Reina Sofía, pero allí, de momento, los «sugis» no han supuesto un problema para el tránsito. El del campus, en cambio, se ha convertido en una barrera natural que impide el paso por una de las principales arterias de comunicación del recinto. Y ante esta situación, la Universidade da Coruña (UDC) está consultando con expertos las posibles medidas a tomar con el árbol, aunque en su ánimo está conservarlo sea como sea, ya que se trata de un ejemplar catalogado y uno de los más llamativos del jardín botánico del campus, donde se pueden encontrar hasta cuarenta especies diferentes.

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A la espera de que los expertos emitan su veredicto, María José Leira apunta que hay dos opciones. Una de ellas sería podarlo por el lado que invade el camino para ver si «retoña» por el lado contrario y le salen brotes que luego se podrían «reconducir» hacia la zona ajardinarda. Y otra opción sería dejarlo crecer a su aire, lo que obligaría a dejar inutilizada para siempre la vía de acceso que ya invade ahora el «sugi».

Si se optase por esta última alternativa, con el paso del tiempo el árbol terminaría por tocar el suelo, donde, si hubiese tierra y no asfalto, podría enraizar y dar lugar a otro ejemplar en el futuro. «Sea como sea, es un árbol que hay que cuidar y vigilar, porque, aunque no es de los más antiguos del campus, está catalogado y forma parte de un jardín botánico con mucha historia, que se creó para dar sosiego y paz a los pacientes del antiguo Hospital de Marina», recalca María José Leira.