Divorcio

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL

20 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ayuntamiento ferrolano ha sido siempre extremadamente cuidadoso, generoso y constructivo con Navantia, y en esto no está siendo correspondida la ciudad. Son numerosos los ferrolanos y entidades que vienen pidiendo que corrijan ese remate de muro frente al jardín de las Angustias, y solo han conseguido silencio de la empresa naval, donde han pasado varias direcciones que hicieron la vista gorda a esa chapuza de bastión, que aguanta chaparrones, tormentas y a nadie se le vienen los colores a la cara, detrás del murallón.

Navantia, antes Bazán, tuvo un director ejemplar en la empresa, muy recordado, que se llamaba González Llanos. Desarrolló una gran labor social en la Escuela de Aprendices, el gimnasio, la piscina y la Escuela Obrera, pero también tuvo otro director que se cargó todo lo anterior e incluso el singular edificio de la escuela para los hijos de los trabajadores y que hoy muestra su retrato en la puerta del antiguo colegio. Navantia vive de espaldas a su centenaria ciudad y no cuida sus condiciones urbanísticas, olvidándose de que la salud de un pueblo se muestra en su urbanismo y de que también es el termómetro de su vida social y un indicador de su presente y futuro.

Por otro lado, ese pedazo de paredón en las actuales condiciones supone un insulto a tantos profesionales que abnegadamente trabajan por mejorar las ciudades, mientras algunos parecen tener la mollera llena de plastilina y no prestan su colaboración para mejorar el suelo que pisan a diario y, en este caso, parece que esperan a grandes recitales para pintar en blanco ese adefesio recorte que está en el Camino de Santiago, vulnerando el derecho a la prioridad industrial y dañando con ese feísmo a los vecinos de Esteiro, que pagan impuestos para que las cosas estén bien y en orden y no les priven de ver el mar.

Durante este largo y tenso ciclo electoral ningún partido habla de esta brutalidad que incumple las reglas imaginarias de la normalidad, y ni una observación crítica de la corporación municipal ferrolana a la nueva dirección de esta Navantia. Salvo que para algunos sea esa una obra del cubismo que incluye nuevas formas que antes se ignoraban.