Un pacto que camina a paso de buey

FERROL

RAFAEL ESTEVEZ

El PSOE prevé un «acercamiento» esta semana a FeC y BNG para iniciar conversaciones

06 jun 2019 . Actualizado a las 17:58 h.

Sin precipitaciones ni improvisaciones. La calma con la que el socialista Ángel Mato intenta impregnar su camino hacia la alcaldía hace que el futuro pacto de Ferrol se cocine a fuego lento. Como en su frase favorita, camina a «paso de buey». Tanto, que ayer, diez después de que los ferrolanos pasaran por las urnas, todavía no se había producido ningún encuentro oficial del llamado a convertirse en regidor con las formaciones a las que el PSOE aspira a integrar en un tripartito de izquierdas: Ferrol en Común y el BNG. Que no hayan trascendido, no significa que no haya habido encuentros de acercamiento, aunque de carácter informal: una toma de contacto muy alejada aún de acuerdos programáticos o del reparto de responsabilidades. Pero diálogo, al fin y al cabo.

Mato y el alcalde en funciones, Jorge Suárez, se veían las caras la pasada semana en el Concello, aunque solo por «protocolo», justificaba entonces el socialista. Y pese a que recuerda que para el día 15 -el del pleno de investidura- no es preciso tener un acuerdo de gobierno, el reloj no se detiene. Por eso, estima que esta semana «habrá algún acercamiento, en función de qué necesidades vayamos teniendo cada uno y qué dudas puedan surgir», expresó. Ni fecha, ni lugar: «No tengo ningún escenario previsto», dice. Ni tampoco cómo se articulará esa negociación: «Está por decidir cómo se va a organizar formalmente».

«Queremos ir despacio»

Por el momento, no hay comités negociadores... ni se los espera. Y eso que FeC y Bloque pusieron boca arriba las cartas desde la misma noche electoral, garantizando su apoyo a la investidura del cabeza de lista del PSOE como futuro alcalde de Ferrol. «Queremos ir despacio para que las cosas vayan bien», reitera Mato una y otra vez. Y tiene especial empeño en que todo quede «por escrito», para prevenir ulteriores problemas.

El parsimonioso ritmo que está adquiriendo la negociación dista mucho de momentos similares precedentes. Ángel Mato desempeña ahora el rol de líder, pero hace doce años se sentaba a una mesa a dos bandas para negociar el pacto entre el PSOE de Vicente Irisarri, que obtuvo nueve concejales, y la IU de Yolanda Díaz, con cuatro ediles. En aquel 2007 también se comenzó a hablar del futuro pacto la misma noche electoral. Y con los mismos actores políticos. Pero entonces las comisiones de trabajo para la negociación se formaron solo tres días después del 27M. Y la primera reunión oficial del futuro bipartito se realizaba en la sede de IU a los nueve días, sin presencia de los cabeza de lista. Después vendrían otros cuatro encuentros -con el BNG se negoció de forma paralela-, que culminaron con el cierre del acuerdo y la firma del pacto la víspera de la investidura de Irisarri.

Las cosas también corrieron más deprisa en el último precedente, el del mandato aún en curso. En 2015, Suárez y Sestayo iniciaban las primeras conversaciones «informales» transcurridas cuatro jornadas desde el 24M y la negociación arrancaba de forma oficial el 1 de junio. Después de tres encuentros a tres bandas -FeC, PSOE y BNG- hubo acuerdo programático entre los dos primeros. Los nacionalistas se descolgaban y decidían en asamblea no entrar en el gobierno y quedarse en la oposición.

Desencuentros por las áreas

La negociación continuó por el reparto de concejalías pero los desencuentros en este capítulo paralizaron las conversaciones la misma semana de la investidura. Una reunión entre los candidatos logró aplacar los ánimos y la víspera se llegó a un preacuerdo in extremis para el bipartito. Tras nuevos encuentros y asambleas postinvestidura, el pacto de gobierno se cerró el 23 de junio, casi un mes después de las elecciones. Ninguno de los dos acuerdos llegó a buen puerto: el del 2007 rompió a los dieciséis meses, y el del 2015, a los quince, convirtiéndose en el acuerdo de gobierno más corto en Ferrol. Mato confía en sentar las bases para que eso no ocurra esta vez. Aunque para ello tenga que echar mano de su mantra: «Pasito de buey, espíritu de lobo, y de vez en cuando, hacerse el bobo».