Venezuela llora

Marta Seijas TRIBUNA

FERROL

05 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

M ientras el régimen de Maduro impone unas medidas de ajuste económico sin sentido y niega la crisis migratoria, Venezuela llora viendo como su país pierde a sus hijos, que enfermos y famélicos intentan salvar fuera de su patria lo poco que les queda, su vida y su dignidad. El puente internacional Simón Bolívar, es una vía terrestre de 315 metros que se ha convertido en la solución más fácil y «económica» para muchos que buscan emigrar. Según las estadísticas del departamento de Migración Colombia, más de un millón de personas atraviesan a diario el cruce desde San Antonio del Táchira a Cúcuta. Ésta infraestructura, que comunica Colombia y Venezuela, y que se inauguró con la llegada de la democracia en ambos países llegando a ser considerada la «frontera más dinámica de Latinoamérica», hoy es símbolo de la emergencia humanitaria de un país desgobernado por Maduro, por la izquierda más rancia, por ese bolivarismo que según Podemos es el modelo perfecto de país, el régimen que quieren exportar a España mientras Pablo Iglesias desde su casoplón de barrio se emociona al recordar a un Hugo Chávez que asegura es un ejemplo a seguir. Eso sí, mientras Venezuela sufre un éxodo masivo, de venezolanos famélicos y vulnerables, niños sumidos en la más absoluta miseria a la que les ha abocado el régimen de Maduro, Iglesias, Monedero y Errejón, guardan silencio ante el drama humanitario que sufre el país, tal vez, con el dinero recibido de dos gobiernos «tan demócratas» como Irán y Venezuela, estén comprando los lingoticos con los que el busero hippie se ríe del pueblo mientras lleva a su país de la riqueza al colapso. Y es que lo único que abunda en las calles venezolanas es el caos, la pobreza, y una crisis humanitaria sin precedentes que tiene a millones de personas enfermas y hambrientas. El populismo de Maduro asegura que Podemos «traerá el Chavismo a España», y mientras aquí, el presidente no electo se da una vuelta por Latinoamérica para seguir hablando de Franco, y así tener contentos a quienes le encumbraron, populistas e independentistas que se empeñan en abrir heridas que los españoles hemos sabido cicatrizar ejemplarmente.