Manuel Patinha: «Llega un momento en la vida en el que necesitas saber quién eres»

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL

RAMÓN LOUREIRO

«El mundo de la creación está atravesando circunstancias muy difíciles», dice el artista

24 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Yo ya me he jubilado», dice Manuel Patinha (Póvoa de Santa Iria, Portugal, 1949). Y en buena medida lo dice bromeando, claro que sí, pero lo cierto es que también hay una parte de realidad en ello. «La edad de la jubilación la he alcanzado ya -comenta el artista-, y no trabajo con la intensidad con la que antes lo hacía. Pero es que, además, las cosas han cambiado mucho. El mundo del arte, el de la creación en general, está atravesando circunstancias muy difíciles»

-¿En qué sentido?

-En casi todos. Pero, fundamentalmente, en lo que atañe al mercado. Los artistas también estamos sufriendo las heridas que ha causado la crisis. No se vende lo que se vendía. ¡Ni muchísimo menos!

-¿Y cree que esa situación es irreversible?

-No sé si es irreversible, pero lo que sí sé es que todo ha cambiado. Y lo comprendo perfectamente, ¿eh?, soy muy consciente de por qué ha pasado lo que ha pasado, y por supuesto lo acepto. Cuando las cosas se ponen difíciles, y se vive una crisis como la que hemos vivido, la prioridad ha de ser atender a la gente que atraviesa mayores dificultades. Así tiene que ser, y así ha sido. El interés general ha de primar sobre cualquier otro. Pero la verdad es que al arte se le ha abandonado de una manera terrible, y que las administraciones públicas tampoco están haciendo nada para que la situación de los creadores mejore. En mi opinión, no se le puede dar la espalda al mundo del arte como aquí se está haciendo. Un país no puede prescindir del patrimonio cultural.

-¿Su alejamiento de la escultura ha tenido algo que ver con eso?

-En buena medida, sí. Soy consciente de que la escultura es la que me ha permitido alcanzar el lugar que hoy ocupo en el mundo del arte, y estoy muy agradecido por ello, pero vender hoy una escultura es más difícil de lo que lo había sido nunca. Por eso ahora, sobre todo, pinto. Y para entretenerme, por decirlo así, tengo la poesía y la fotografía.

-En su particular universo, la memoria parece ocupar ahora un lugar muy relevante.

-Llega un momento en la vida en el que necesitas saber quién eres. Mirar hacia dentro. Regresar a los lugares de los que procedes. Sientes que tienes que dirigir tu mirada al interior de ti.

-Su constante reivindicación del recuerdo de Divina y Álvaro [del matrimonio que fue para Patinha, tras su llegada a Galicia, una auténtica familia] tiene mucho que ver con eso, supongo.

-Divina y Álvaro fueron fundamentales en mi vida, en todos los sentidos. También, por supuesto, como artista, porque fue junto a ellos donde me adentré en el mundo de la escultura. Ahora estoy inmerso en un proyecto que camina a través de su recuerdo, porque su recuerdo es también mi vida, pero tengo muy claro que son ellos, y no yo, los verdaderos protagonistas. Eran personas excepcionales, irrepetibles.

-Estos días expone sus esculturas en Madrid, pero mientras tanto no deja de crear. ¿Qué tiene en el horizonte?

-Bueno, me gustaría hacer en Galicia, dentro de dos o tres años, quizás en Santiago, una exposición que resuma mi viaje a través del arte. Pero ya veremos...