Sr. presidente

Nona I. Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

02 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No creo que esta especie de carta abierta llegue a su destinatario. Pero la escribo como desahogo de mi rabia (contenida) ante el esperpento de la situación política. La Transición (incluido el Golpe de Estado del 23F) en la que no faltaba ni el azote casi cotidiano del terrorismo, pudo hacerse gracias a la grandeza con la que se abordó. Entendida esa grandeza en la noble acepción de situar la actuación política por encima del tacticismo, herramienta principal de quienes ponen el yo, personal o del partido, por encima del necesario nosotros para abordar los asuntos de Estado (que no son tantos) desde un espacio de encuentro, sin lo que será imposible, entonces y ahora, dar a España la estabilidad que necesita para abordar reformas y decisiones que no pueden esperar.

Después de oír y leer múltiples opiniones en relación con la actitud del candidato que ganó con claridad las elecciones, veo coincidencias. La primera: pedir el inicio de las negociaciones, para ofrecer un diálogo leal y los acuerdos -que no son imposiciones- que permita el marco constitucional (incluida su reforma). Los votantes sabemos que no será posible, ni para el PP ni para los otros partidos, mantener el programa electoral de cada uno. Y, la segunda: ofrecer un discurso de investidura en el que Rajoy explique con claridad, como expresión de lealtad institucional, su oferta y la respuesta de sus interlocutores. Porque, tenemos derecho a saber qué es lo que posibilitó o impidió, de verdad, su elección. Nada como esa lealtad, imposible de impostar, puede dar la verdadera dimensión de un político y retratar la impostura y el tacticismo de quienes solo son aprendices de brujo. El día después será el del sereno orgullo del deber cumplido y? de un nuevo reto?