Detrás del gesto

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

09 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La retirada del busto del rey emérito de la casa de todos, la promueve un político cuya ideología, lo confiesa, choca con lo que el rey significa como titular de la jefatura del Estado. Después de décadas de tácito acuerdo aparece el alcalde -con menos apoyo popular de la democracia- y, sin consultar siquiera a sus socios, decide emular a Ada Colau y promover una foto que tendrá el impacto mediático que no puede conseguir con su gestión. Identificar las críticas a esta decisión con el rechazo del republicanismo como legítima aspiración de los republicanos, sería falaz. D. Juan Carlos merece estar en la historia de España, incluso en una -es una hipótesis- republicana. Y que los españoles puedan visualizar su figura como referente y protagonista fundamental de la recuperación de la democracia. Exiliar su busto es mucho más que un gesto. Es el intento, que nunca ocultaron los correligionarios del alcalde, de demoler, piedra a piedra, los símbolos de la transición.

Esta frentismo, que los españoles supimos superar durante décadas, es el principal ingrediente del menú de la que llaman nueva política, que es tan vieja como alejada de la sabiduría de Machado, que ya nos alertó de que una de las dos Españas podría helarnos, de nuevo, el corazón.

Apelo a los socialistas, socios del gobierno, y a todos los políticos de la izquierda ferrolana, referente de lealtad institucional. Hoy son: bustos y placas. Mañana: la memoria y el legado de los que hicieron posible, con renuncias muy dolorosas, la España constitucional, necesitada de cambios, pero no del revanchismo que, tantas veces, algunas dramáticamente, quebró nuestra convivencia.