Un conflicto público en el que impera el silencio

FERROL

CÉSAR TOIMIL

Dos plantas continuarán cerradas debido a la suspensión del contrato con la adjudicataria de las obras paralizadas

18 feb 2015 . Actualizado a las 11:49 h.

La agonía para los mayores de la residencia de Caranza se eterniza por tiempo indefinido. El pasado mes de agosto su tan ansiada reforma integral quedó paralizada, y así continúa. Durante todo este tiempo se impuso la ley del silencio tanto en el centro como en la Xunta. El lunes la Consellería de Traballo e Benestar desveló lo peor que cabía esperar: las obras tendrán que atravesar otro proceso de contratación por desacuerdos presupuestarios con la adjudicataria. Y, de nuevo, sin plazo definido.

¿En qué consisten las obras previstas?

La reforma integral del centro es tan demandada como necesaria, dado que la última se produjo en el año 1998 y su estado actual es de absoluto abandono. Las instalaciones fueron quedándose obsoletas y con aspecto de destrozo, una realidad que viene a cambiar este proyecto. Las obras permitirán el funcionamiento del sistema de evacuación contraincendios, así como la adecuación de las condiciones de accesibilidad de los dormitorios. Para ello está previsto modificar el ancho de sus puertas, facilitando la entrada de los residentes que se desplazan en silla de ruedas, así como retirar algunos tabiques para favorecer su movilidad. La red eléctrica de baja tensión será sustituida junto con la de iluminación, aunque una de las actuaciones de mayor envergadura será la renovación de unos aseos sobre los que ya pesan 37 años de antigüedad.

¿Por qué se paralizaron?

A finales de marzo del 2014 comenzaron con el preparado de dos de sus plantas, que en la actualidad siguen inutilizables y repletas de escombros. Pero con estas labores, los técnicos se percataron de que era imposible seguir adelante dado que al tirar los tabiques descubrieron un desnivel en dichas plantas. Esto supone la intervención, entre otras cosas, en las instalaciones de fontanería y electricidad. Palabras mayores con respecto a lo acordado.

¿A qué se debe que lleven tanto tiempo interrumpidas?

A un desacuerdo entre la Consellería de Traballo e Benestar y la empresa adjudicataria, Decoraciones J. Bello S. L. Después de que la conselleira Beatriz Mato anunciase la intervención en julio del 2013, el 30 de enero del 2014 el Diario Oficial de Galicia (DOG) plasmaba dicha adjudicación con un presupuesto base de licitación de 1.671.688,79 euros. Sin embargo, tras descubrir el desnivel de las plantas, fue imposible que se llegase a un acuerdo sobre el presupuesto que conllevarán los trabajos.

¿Aumentará ahora el presupuesto?

Efectivamente. La Xunta cifra en 115.000 euros más el modificado del proyecto, que se encuentra por poco dentro del 10 % legalmente establecido.

¿Cuánto tardarán en reanudarse?

Nadie lo sabe. Ahora se han iniciado los trámites para la resolución del contrato con Decoraciones J. Bello S. L., pero los plazos dependerán del recurso que pueda plantear la empresa a dicha cancelación. Después será el momento de iniciar el nuevo proceso de contratación, lo que implica volver exactamente al mismo punto por el que atravesó la residencia hace más de un año.

¿Qué dice la directiva?

El mutismo de la directiva del centro de mayores de Caranza en relación a este asunto ha sido, desde el principio, absoluto. Rehúsa valorar tanto la situación de la reforma como la inoperancia de dos de sus plantas o el traslado de ancianos. Consultada sobre si continuaban paralizadas las obras, ni siquiera quiso confirmar que seguían interrumpidas, esgrimiendo que eso debe hacerlo la Xunta.

¿Cuáles son las consecuencias?

En primer lugar, el traslado de los mayores desde un centro público a otros privados y más alejados de la urbe, con lo que eso conlleva en cuanto a su estado anímico o los problemas de adaptación propios de cualquier anciano en un entorno extraño. Pero el conflicto tiene además un alcance comarcal, puesto que la de Caranza es la única residencia pública de Ferrolterra, y a raíz de esta situación solo dispone de 127 de sus 191 plazas. Sobra decir que las listas de espera para acceder a una plaza pública son salvajes.