Además, cuenta con una cubierta de vuelo -de idéntica inclinación a la del único portaviones de la Marina- y un dique inundable, por lo que permite la realización de operaciones anfibias.
El Juan Carlos I hará en noviembre las pruebas de mar oficiales, en las que, entre otros, evaluará el comportamiento de sus motores. El gigante naval comenzará su vida operativa a principios del 2010.