El aroma de la historia

Erika Caaveiro FERROL

FERROL

FOTOS: CÉSAR TOIML

Crónica | Todo un clásico de la ciudad: Torrefacciones Táboas Los nuevos propietarios mantendrán el estilo de los fundadores ofreciendo cafés de calidad, una gran selección de tés, chocolates y frutos secos de alta calidad

27 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Si en algún momento, mientras paseaban por la calle Magdalena, les sorprendió un intenso y atrayente olor a café molido, no es porque acabasen de ser víctimas de una alucinación. Seguramente ese carismático aroma procedía de la tienda Torrefacciones Táboas. Sus dos enormes portones de madera guardan el secreto del mejor café natural, los cacahuetes recién tostados y los chocolates más sabrosos desde hace más de 70 años. La historia de esta emblemática tienda se inicia en 1933 cuando Campiñas San Pablo crea un negocio de torrefacción que suministra el café a locales de la ciudad y sus alrededores. En 1938 la familia Táboas se hizo cargo del local dotándolo del sello inconfundible del café tostado artesanalmente. Con su buen hacer también se ganaron la confianza de muchas generaciones que, a lo largo de tantas décadas, siguen pasándose por este local una vez cada dos o tres días a por un paquete de café, un poco de charla y un trato familiar. El paso del tiempo, una guerra, la época del racionamiento, o incluso una petición de matrimonio a uno de sus empleados han dejado grietas en sus paredes y una solitaria T en las escaleras en las que antes se podía leer Táboas. Al paso del tiempo también sucumbió su antiguo propietario, Javier Táboas, lo que obligó a su hermana, Josefa, a traspasar el negocio. Sin embargo, éste ha quedado en muy buenas manos, las de Emilio García, uno de sus empleados desde hace 38 años, y su esposa, Montse. Desde noviembre, ambos dirigen la tienda sin cambiar ni un ápice el toque artesanal del tostado del café y que lo ha hecho famoso durante tantas décadas.