El hombre alérgico al homenaje

Francisco Varela FERROL

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CÉSAR TOIMIL

Crónica | Muere Julio Aneiros, dirigente obrero de la vieja Bazán A pesar del rechazo a los actos de ensalzamiento de su figura, Aneiros fue el representante de su generación que más reconocimientos recibió

17 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

?ulio Aneiros, fallecido ayer, pasará a la historia, entre otros motivos, como la persona más alérgica a los homenajes y, sin embargo, al que más reconocimientos públicos se le han hecho: insignia de oro de Ferrol, su ciudad de adopción, un libro hagiográfico editado por la asociación Fuco Buxán y presentado en un acto multitudinario, nuevo homenaje en su Valdoviño natal... Vamos, que no quieres caldo, pues dos tazas. Había nacido en Lago (Valdoviño) en 1916 y con doce años comenzó a trabajar en la fonda La Imperial de Ferrol. En 1941 ingresa en Bazán como mecánico ajustador y la que entonces se llamaba Sociedad Constructora Naval sería su mundo. Ingresa en el Partido Comunista en 1945 y un año después participa en la Huelga del Aceite, la primera protesta obrera tras la Guerra Civil. Pero hasta 1960 no consigue los primeros resultados de su labor clandestina. Infiltración Para entonces, Aneiros y sus camaradas se creen en condiciones de comenzar la tarea de infiltración en el sindicato franquista para reventarlo desde dentro. Viaja a París con Paco Filgueira para reunirse con Santiago Carrillo y diseñar la estrategia. En diez años pusieron en marcha un movimiento imparable. El coronel San Martín, de los servicios secretos de la Dictadura, dijo en 1972 que Ferrol estaba perdido para el franquismo. El 10 de marzo de 1972, no obstante, le reservó uno de los momentos más difíciles de su vida, cuando fue herido gravísimo. Sería juzgado en el Proceso de los 23, poco antes de la muerte del dictador, y amnistiado a los pocos meses. La asociación Fuco Buxán dice de él: «Na súa persoa únense os valores de compromiso político na defensa da democracia e conquista da Constitución, exercicio da solidaridade, comportamento ético e moral ante toda forma de corrupción e firmeza inquebrantable ante a inxustiza». Santiago Carrillo ha dicho: «Pesonas como Julio Aneiros son las que durante los años negros de la dictradura fueron labrando el proceso de recuperación de la democracia en España. Sin personas como Aneiros no podría comprenderse la transición, que se describe corrientemente como algo que surgió casi inesperadamente de la cabeza de unas cuantas personalidades. Es una explicación superficial que no abarca más que un momento en que culminó el cambio. La verdad es que antes hubo una larga historia de resistencia clandestina, que crearon las condiciones la transición». El juez Aulet ha valorado en Aneiros su independencia de criterio. El general José Gabeiras, ya fallecido también, escribió poco antes de su muerte que conoció a Aneiros en los veranos de Valdoviño. Ya con la democracia bien asentada, Gabeiras y Aneiros se reencontraron en 1974. Aneiros le dijo, «soy Castrelo», como conocián en Lago a la familia de Julio, y se fundieron en un abrazo.