El sacrificio celta que está arrasando

Carlos Pereiro

EXTRAVOZ RED

La nueva obra de Ninja Theory no es solo un juego de acción, el de una heroína contra su destino; es la muestra de una narrativa exquisita, una ambientación espectacular y el ejemplo de que un pequeño estudio puede lograr ser David, y superar por mucho los proyectos de los Goliats de la industria.

02 jul 2018 . Actualizado a las 21:06 h.

No pocos tenían puesto el punto de mira sobre Hellblade Senua´s Sacrifice. Era el proyecto personal de Ninja Theory (desarrolladora de Heavenly Sword o Enslaved Odyssey To The West) tras años trabajando para terceros. El plan maestro con el que uno se juega la reputación, ese con el que no puede haber medias tintas. O la corona, o la muerte. Finalmente, ha sido lo primero, aunque en vez de corona son calaveras, celtas y psicosis.

Hellblade Senua’s Sacrifice es bello. No todos los juegos pueden recibir ese adjetivo, pero la ocasión lo merece. Quizás convenga decir que no es una aventura larga (entre siete y nueve horas), pero que esa también es su única pega. Para evitar ya queja alguna, Ninja Theory ha puesto un precio de lanzamiento a la altura: menos de 30 euros, la mitad de un lanzamiento habitual. Aparcado el coche de lo malo, toca coger el tren de las virtudes, que son muchas.

La aventura de Senua (la protagonista) es un conglomerado de oscuridad, acción y locura. La historia absorbe al jugador, que normalmente se la acabará en dos sesiones maratonianas de cuatro horas cada una. El tramo final es imposible no pasarlo del tirón, la historia es demasiado buena como para apretar el botón de apagado. Para no destripar demasiado el guión, bastará decir que Senua es una guerra celta que emprende un viaje por las tierras norteñas acompañada únicamente de la cabeza, ya cadavérica, de su amado Dillion. La premisa es oscura, sí, pero no es un juego de terror o de miedo.

La ambientación y el paisajismo de Hellblade es sobresaliente desde el principio. Conviene jugarlo con cascos o un buen equipo de sonido, y es que Senua oye voces. Es un personaje fuerte físicamente, pero a la vez trágico y frágil interiormente. El componente de psicosis es importantísimo. Las sombras parecen moverse, el recibir una señal por un casco y por el otro la orden inversa… No hay interfaz o instrucciones durante la aventura. El jugador debe descubrir por sí mismo qué botón es cuál, y cómo resolver los puzles. No es un juego difícil, ciertamente; pero si habrá momentos tensos que requieren de atención y cierta habilidad. Los diseñadores introdujeron también un detalle por el cual si morimos muchas (muchísimas, cabe decir) veces, tendremos que reiniciar la aventura; el juego habrá acabado sí o sí.

La nueva obra de Ninja Theory es un regalo para los jugadores que busquen profundidad en las horas que dedican a apretar los botones. No innova en exceso, es otra historia de venganza y oscuridad; pero el viaje, pese a ser lineal, sin apenas decisiones o caminos alternativos, es increíblemente entretenido. Hellblade Senua’s Sacrifice satisface y, aunque deje con algo de hambre, demuestra el potencial de los videojuegos para hacer auténticas joyas visuales y narrativas. Ejemplar, sin duda.