De la nube de Jobs a la de Thomas Baur

NATALIA VÁZQUEZ GIAO / J.F.

EXTRAVOZ RED

Mientras nuestros contenidos digitales viajan hacia la famosa nube, el holandés Tomas Baur prefiere vivir en su nube particular: este ingeniero, especializado en la restauración de equipos analógicos, abrirá el mes que viene la que ya será la única fábrica de casetes de Europa

27 ago 2017 . Actualizado a las 13:36 h.

Desde la nube de Thomas Baur, muy distinta de la que nos hablaba Steve Jobs, lloverán cintas de casete. Este ingeniero holandés de 35 años no quiere renunciar a la década dorada de los reproductores compactos, después de haberse pasado los últimos años restaurando vetustos equipos de música analógicos. Y es que Baur está convencido de que este tipo de aparatos tienen todavía su lugar en el mercado, en medio de esa fiebre consumista en la que un iPhone -ya estamos ante la octava generación del tan deseado como efímero artilugio- se queda descatalogado en menos de un año. Por eso, este melómano va a abrir en septiembre una fábrica de cintas -la única que las va a fabricar en el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo)- para recuperar un formato que representa a varias generaciones y al que califica de «fascinante». Su deseo no es competir con las tecnologías actuales, solamente quiere ofrecer un producto que todos conocen -al menos hasta los millenials- y que muchos querrían recuperar. 

Es curioso: un holandés quiere mantener vivo el legado del inventor original de las cintas en los años sesenta y que trabajaba para la compañía Philips, el también ingeniero neerlandés Lou Ottens. «Debido a su origen holandés, me siento un poco obligado a mantener esta parte de nuestra cultura intacta y seguir produciendo cintas», asegura Thomas Baur. ¿Pero cómo? Resulta que el dueño de una compañía que fabricaba DVDs y CDs llamada Duplicase, se quiso deshacer de toda la maquinaria que tenían para producir casetes ya que no les resultaba rentable, y se la cedió en su totalidad a la empresa de Thomas, Bandjesfabriek (La Fábrica de Casete, en neerlandés).

En Estados Unidos sobrevive la fábrica de cintas magnéticas más grande del planeta. Esta empresa llamada National Audio Company y Thomas se han puesto a trabajar juntos para traer de vuelta el casete al mundo.

Las cintas compactas son un elemento icónico de los años sesenta y setenta. ¿Quién no ha grabado nunca la música de la radio o ha cantado con un micrófono para volver a escucharse? «Hay más romanticismo en una cinta de casete que en una lista de reproducción de Spotify», afirma el holandés. La principal diferencia entre los casetes y los archivos digitales del MP3, por ejemplo, es que evocan emoción y recuerdos grabados en la memoria. Thomas Baur asegura que hoy en día quedan pocas fábricas en el mundo que produzcan cintas y se encuentran todas en Asia, así que resulta complicado conseguirlas y además no son de calidad. Las carcasas vacías necesarias para la fabricación las produce una empresa italiana y por otro lado Baur está negociando con varios fabricantes europeos para que le suministren cinta magnética de alta calidad, de gran importancia para el audio. «Si esto funciona, seré capaz de producir casetes mejores que los fabricados en los últimos 50 años», asegura Baur con una sonrisa de convencimiento.