50 años a la sombra

Óscar Ramos Ayerra
Óscar Ayerra REDACCIÓN / LA VOZ

MOTOR ON

En 1957 la ciudad de Tulsa (EE.UU.) enterró en un búnker a prueba de bombas nucleares un Plymouth Belvedere Sport Coupé con la intención de devolverlo a la luz en perfecto estado 50 años más tarde. En el 2007 se abrió la tumba, pero el resultado no fue el esperado.

12 feb 2017 . Actualizado a las 18:31 h.

Metido en una bolsa de plástico, con un tratamiento especial para la chapa, y dentro de una cámara hermética construida para la ocasión, se pretendía que el Plymouth aguantase durante 50 años en perfecto estado. El 15 de junio de 1957 este cupé de dos puertas con solo 7 kilómetros a sus espaldas fue metido en su garaje bajo tierra, junto con multitud de enseres, cartas, monedas, incluso varios litros de gasolina por si en el 2007 ya no existiese el líquido propulsor: estaban convencidos que los vehículos volarían en el siglo XXI.

50 AÑOS DESPUÉS

Cubierto de limo petrificado, con una podredumbre que reinaba por todo el vehículo, la chapa llena de burbujas, los asientos desintegrados… así de lamentable despertó de su letargo. El agua y el barro habían profanado durante muchos años su tumba, la cápsula no resultó lo suficientemente hermética. Las miles de personas que presenciaron el acto del desenterramiento no podían disimular su cara de decepción. El valor económico no superaba su peso como chatarra, la restauración era de tal calibre que la hacía inviable, solo su valor histórico como coche que había pasado 50 años enterrado podría tener algún sentido.

20.000 EUROS DE ANTIÓXIDO

Un empresario de productos milagrosos contra la corrosión vió la oportunidad de dar un impulso a su negocio devolviendo la vida al cupé. Al no lograr el objetivo esperado tras un largo tiempo, quedó aparcado en otro garaje. Durante los dos años siguientes se le buscó un nuevo hogar sin demasiado éxito, el Plymouth era rechazado en diferentes museos históricos y de vehículos a pesar de ser donado. Incluso el Smithsonian, museo de la historia americana, derivó el ofrecimiento alegando que «no era el garaje de América». 

EL NUEVO HOGAR

Ocho años después de su sueño obligado encontró sitio en un museo de autos de Illinois (Historic Auto Attractions Museum). Ahora, por fin, vuelve a brillar, en parte, entre los antiguos vehículos de varios presidentes de los Estados Unidos, algunos batmóviles de película o el tiroteado coche del mafioso de los años 30 John Dillinger.