Lujos, alhajas y desventajas 

Josemi Rodríguez Sieiro

EXTRA VOZ

PACO RODRÍGUEZ

05 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

JUEVES

Estilos de vida

La semana pasada la Infanta Doña Elena estuvo en Viena, en un acto relacionado con la Escuela Española de Equitación, que cumplía 450 años de existencia. La duquesa de Lugo se presentó con un traje color naranja de corte muy flamenco y escote «palabra de honor». Simulaba  un  «tipo de bata de cola» atrezada con un mantón de Manila que combinaba a la perfección con el color turquesa de sus zapatos. El modelo era un Óscar de la Renta que ya había lucido en el año 2010 durante la celebración de los Premios T de Telva. El estilismo de la Infanta fue aclamado por la prensa internacional. 

Mientras tanto, doña Sofía se encuentra disfrutando de su estancia en la residencia de verano de la Familia Real Española, el Palacio de Marivent. De esta manera, su presencia en Baleares será más larga de lo habitual, por lo que se espera  que se deje ver más a menudo por eventos y  las calles de Palma.

VIERNES

Flores y Fastos

Llego a Lisboa para asistir a los fastos del cumpleaños de João Flores, presidente de la Cámara de Comercio Hispano Portuguesa. Persona cosmopolita, culta y generosa, reunió hace diez años a todos sus amigos en el Hotel du Palais de Biarritz, donde disfrutamos de una fantástica velada. 

En esta ocasión lo celebraba en Lisboa. Todos los invitados nos alojamos en el Hotel Ritz Four Seasons. 

Tita y João nos convocaban a una cena en el Barrio de Alfama, para lo cual cerraron una calle, en la que se dispusieron mesas y se sirvieron platos variados. Elegancia y sencillez se fundían a la perfección.

Intervinieron cantantes de fado y su nieto Pedro destacó por su elegancia. La felicité porque en cantante masculino me recordó a la clase que como mujer emanaba María Teresa de Noronha, una aristócrata portuguesa, amiga de mis padres, convertida en intérprete de fados, nieta de los condes de Belmonte y Paraty, a la que conocí mucho y de la que conservo sus discos dedicados. 

SÁBADO

Atentos a los flashes

Salgo por la mañana para comprobar la recuperación del Chiado, que se ha convertido en el barrio de moda lisboeta. Me impresiona la cantidad de turistas que inundan el centro de la capital, calles y terrazas que me recordaron a las de París. 

Después de un almuerzo en el Monte Mar de Guincho, al borde del mar, regreso al Ritz. Muchos fotógrafos se agolpaban a las puertas porque, según me dicen, han llegado Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. 

El transporte de los invitados para la celebración del cumpleaños con dirección al Restaurante La Trattoria, un famoso restaurante italiano, se hizo en «tuk tuk». En la mesa me vi acompañado por María Muñoz, Nuria Fernández-Tapias, Gonzalo Alvargonzalez, Teresa y Pedro de Almeida, Pedro Espírito Santo y José Muguiro, entre otros. Unos raviolis extraordinarios, un típico bacalao y un postre de piña fueron los puntos fuertes de la noche.

Cuando Isabel Preysler (engalanada con un elegante traje pantalón blanco con transparencias) y Mario Vargas Llosa abandonaron la fiesta, los flashes de los fotógrafos convirtieron la noche en día. La pareja más buscada de este momento, se portó con la naturalidad que acostumbran mostrar dos personas enamoradas. Charlaron y bailaron con todos, como es normal. La fiesta duró hasta bien entrada la madrugada. 

DOMINGO

Bienvenidos a bordo

A pesar de que muchos fotógrafos esperaban a la salida del Hotel Ritz, muchos invitados apresuraron su vuelta a Madrid. 

A los que permanecimos, nos trasladaron en autobús al puerto de Lisboa para subirnos a un gran barco. En el muelle tocaba una orquesta, con músicos vestidos de negro, corbata amarilla y sombreros de paja. Unas azafatas vestidas de gondoleras venecianas, junto al anfitrión, nos daban la bienvenida. 

En la cubierta del barco se había dispuesto un buffet de mariscos. En el comedor se sirvió un típico arroz de pato, como plato principal.

Al finalizar la travesía por el Tajo, nos despedimos de Tita y de João Flores agradeciéndoles su invitación. Unos y otros abandonamos Lisboa esa misma tarde. 

LUNES

Instantáneas y cocktails

Me parece fascinante la exposición que se exhibe, a partir de hoy, en el Museo Thyssen-Bornemisza. En ella se puede disfrutar de los trabajos de grandes fotógrafos de la talla de Cecilia Beaton   o Mario Testino, en los que aparecen  artistas y modelos famosas para  «Vogue».Es una presentación única que, tal vez, solo dicha publicación pueda realizar gracias a que sus fondos son únicos. 

Entre los asistentes se hallaba la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza, acompañada por su hijo Borja y por Evelio Azevedo, director del Museo. 

Entre la exposición, la música, la temperatura del jardín y un buenísimo cocktail de «Ciboulette» los invitados estábamos encantados. 

MARTES

Las joyas de la corona

En Internet veo el espectáculo lamentable que protagonizaron los hermanos Lomana en Telecinco. La causa, las últimas voluntades de su recientemente fallecida madre. Al parecer, unas joyas son el detonante.

Si nos referimos a la elegancia, estos asuntos deben de quedar siempre en familia y  si excediesen el ámbito familiar, han de limitarse a los tribunales. Hacer «ese ejercicio de sinceridad» me parece de un gusto cuestionable. Si lo quieren contar todo, que expliquen el valor de esas alhajas y cuanto van a pagar de derechos reales por ellas. Seguramente que a los españoles nos  provocaría una sonrisa. La fama, tiene estas servidumbres. 

MIÉRCOLES

El ajuar de Marujita

La prensa trae información sobre Marujita Díaz. Su inesperada muerte ha dejado a todos muy sorprendidos. Yo, que la he tratado y conocido mucho, podría contar mil anécdotas. 

Como último homenaje  voy a relatar la del millonario que se lía con ella. 

El susodicho le regala una sortija con una esmeralda rodeada de brillantes. Ella se lo agradece, pero le expresa que quiere algo más sencillo, por lo que se dirige a una famosa joyería situada en la Gran Vía. Allí escoge otra pieza «más humilde». Así lo hizo. 

El joyero llamó al millonario para decirle lo que había elegido Maruja. Este habló con la artista y le explicó que entre lo que él le había regalado y lo que ella se había llevado había una gran diferencia y que devolviese el soberbio brillante de doce quilates. Ella, sin inmutarse, le respondió: «sí, no te preocupes, si así lo quieres, se lo enviaré a tu mujer con una nota, contándole nuestra relación». 

De esta guisa se las gastaba la folklórica española, mujer que jamás rechazó una buena joya. Y es que su legado no es solo audiovisual.