«Pasei de estar no inferno a estar no ceo»

EXTRA VOZ

Oscar Vázquez

El matrimonio Alonso-París reconoce que el trasplante les cambió la vida, vuelven a la normalidad en el día a día, que echaban de menos debido a lo mal que llevó carmen el período que tuvo que someterse a diálisis

15 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos París, que tiene ahora 69 años, reconoce que quiso desde un primero momento ser el donante para su esposa, Carmen Alonso, de 67. «Fixo tres anos de diálise porque non quería a doazón», comenta y asegura que como «a cousa ía para atrás fixen as probas», que lo avalaron como donante y logró así recuperar, tras el trasplante, la vida familiar. «Eu só quería acabar co sufrimento, o problema non só é para a persoa que vai a diálise, senón para todos os que están no seu entorno», explica y califica aquel proceso como «unha penuria, o día que ía xa non valía para nada e o seguinte só pensando que tiña que volver a estar conectada catro horas...». Recuerda de aquel período las veces que tuvieron que arrancar para urgencias y dice que con el trasplante «iso acabouse e todos felices».
«Invito a xente a que o faga, porque para o doante non hai ningún problema», afirma desde su experiencia y puntualiza que lo único de lo que escapa ahora es de hacer esfuerzos. No toma más tratamiento que el que ya tomaba para controlar la tensión y el colesterol.
La otra mitad de este matrimonio de Vigo que tiene dos hijos tiene una visión similar. Carmen, que se enteró de su enfermedad en una revisión tras detectarle el problema a su madre, se justifica diciendo que le faltó información en un primer momento para dar ese paso, pero ahora solo habla maravillas de lo bien que fue tratada en el Hospital A Coruña, donde la operaron. «Loitan moito polo paciente e pasei de estar no inferno a estar no ceo, se o hai», señala. «Estar en diálise a que che dean un ril é comezar de novo a vida, isto é como volver a nacer, unha felicidade moi grande. O da diálise foi horrible, hai persoas que o levan ben, pero eu viña mareada coma un polbo», señala, reconociendo que fue el personal sanitario quien le quitó «o medo á operación».