El Gordo en el 2023, el desastre en el 2024

María Cedrón LA VOZ EN VALENCIA

ESPAÑA

Escoba en mano Rafa adecenta el local de la Administración. Su mujer está al fondo
Escoba en mano Rafa adecenta el local de la Administración. Su mujer está al fondo

Vecinos y personal de distintos cuerpos destacado en Paiporta acuden a la administración que repartió el primer premio de Navidad el año pasado

13 nov 2024 . Actualizado a las 08:26 h.

88008. Primer Premio. El cartel cuelga, intacto, en lo alto de una de las paredes de la administración de lotería La Estrella, la número 81850 de Paiporta. «El número no lo quería ni Dios. Decían que era feo, se lo llevó una empresa. Y tocó». Rafa, el padre de Mari Carmen Rodríguez, la titular de la administración ordena unos cables detrás del mostrador en el que hasta hace quince días despachaban las quinielas. «También dimos un segundo premio... mira allí», dice mientras se revuelve entre muebles dañados por la dana. Porque a la puerta de La Estrella llamó el Gordo de Navidad en el 2023 y el desastre en el otoño del 2024. Como en el pueblo.

Dándole al taladro está Gustavo, un conocido de Aldaya que es electricista y que se acercó a echarles una mano gratis para que la máquina que reparte suerte esté lista pronto y pueda volver a servir números para Navidad. Y «el boleto» que quiere echar Alonso, un hombre que como dice lleva jubilado «veinte años», pero antes fabricó muebles, trabajó en una fábrica de vidrio y pasó «tres o cuatro riadas grandes». Ahora hace cruces pequeñitas de madera de adelfa y palmera. Las regala para repartir suerte como la que tuvo el martes 29 porque «como hacía viento no salí a pasear a la plaza con mi mujer, que está en slla de ruedas».

Poema contra la dana

No se corta tampoco en escribir un poema sobre una dana que, como dice, «esquiló las ovejas y aquí nos dejó la lana». Pero también segó varias vidas en el pueblo. Eso toca hondo. Porque es un municipio pequeño, gente conocida.

Frente al local continúan desfilando los vecinos, los del barrio, y los que no lo son. Preguntando por la lotería. Como unos policías locales vascos que también se quieren llevar. «Aún no podemos reabrir y la que teníamos se la llevaron los bomberos de Navarra», responde Rafa.

Porque todo el mundo quiere comprar la lotería de Paiporta. La solución para los forasteros, usar Internet. Pero marcando el número de la administración. Para los del pueblo es volver en unos días, cuando la obra esté algo avanzada y la máquina vuelva a funcionar.

Pero mientras se pasan por la puerta y preguntan, aprovechan para charlar, para preguntar unos por otros y para recordar que son afortunados porque, por ejemplo, aquel martes de octubre no salieron a pasear. Todos se felicitan por estar vivos, pero también aprovechan para reflexionar.

«El cuento del lobo»

Como Gustavo que invita a repensar el modo en el que se explica el modo en que se dan las alarmas: «¿Sabes lo que pasó? Un poco fue el cuento del lobo. Porque un día es una alerta roja, otro una naranja por lluvias. La gente escuchaba aviso de lluvias, no de riada. Como no llovía no hicieron caso. Decían además que no salieras de casa, pero qué pasa cuando vives en un bajo».