En la cúpula naranja hablan de «traición» de Fernández Mañueco, pero también atribuyen su decisión de disolver el Parlamento autonómico a las «presiones» de la dirección nacional del PP, a la que sitúan en el epicentro de todos sus males. La maniobra, insisten en el partido naranja, responde «a un puro interés electoralista» y a un deseo de aniquilar a Ciudadanos para capitalizar su hundimiento. «Pablo Casado necesita tapar la victoria de Díaz Ayuso y necesita unas elecciones en las que cree que va a sacar un buen resultado para su carrera por llegar a la Moncloa», aseveró ayer Arrimadas.
Dudas sobre la candidatura
La líder de los liberales reconoció por primera vez que fue un «error» entregar al PP la presidencia de cuatro comunidades autónomas tras las elecciones del 2019. Sin embargo, descartó tomar represalias y dejar caer al Ejecutivo andaluz o al Ayuntamiento de Madrid, en donde son socios del PP. «Las reacciones testosterónicas —afirmó— las podrían hacer un Pedro Sánchez o un Pablo Casado, pero yo no, porque no soy como ellos. Ni Ciudadanos es como el PP o como el PSOE».