Turull se defiende reduciendo a mera declaración política la independencia

Ana Balseiro
ANA BALSEIRO MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

«Los catalanes no son ovejas ni gente militarizada. Sean independentistas o no, tienen criterio», aseguró Jordi Turull durante su declaracion
«Los catalanes no son ovejas ni gente militarizada. Sean independentistas o no, tienen criterio», aseguró Jordi Turull durante su declaracion efe

El exconsejero de Presidencia de la Generalitat niega que hubiese gasto público en el 1-O, con las cuentas del Ejecutivo catalán «controladas» por el Gobierno central

20 feb 2019 . Actualizado a las 12:10 h.

Enfado. Esa es la palabra que resume la extensa declaración del exconsejero de Presidencia, Jordi Turull, ante el Supremo cuando se cumplía un año exacto de su entrada en prisión. En las cuatro horas que se prolongó su interrogatorio, negó -como ya lo hicieran Junqueras y Forn- que el Gobierno catalán hubiera alentado la violencia durante el proceso que culminó con la celebración del referendo ilegal del 1 de octubre y la declaración unilateral de independencia (DUI) el 27 del mismo mes. Sobre esta última, a preguntas de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado, insistió en que solo había sido «una declaración política» que no consumaba la secesión. Aseguró que intentaron pactar con el Gobierno central hasta el último minuto y se lamentó de llevar un año en la cárcel por un solo incumplimiento (el de la resolución del Constitucional que obligaba a suspender el 1-O), mientras que el Ejecutivo de Rajoy ignoró 25 sentencias del alto tribunal en cinco años sin consecuencias. «¡Y luego dirán que la ley es igual para todos! ¡Ya lo veo!», criticó, enojado, arreciando su ataque al Gobierno: «Esto de ponerse el traje de constitucionalista es un chollo. Puedes desobedecer cuando te dé la gana».

Recordó, además, que desde el 2005 convocar un referendo sin tener competencias para ello está despenalizado y que, sin embargo, él lleva un año en prisión «por algo que no merece reproche penal. ¡Pues menos mal!», ironizó, reiterando con ello que es un preso político, igual que haría también el exconsejero de Exteriores, Raül Romeva, el siguiente acusado en declarar.

Turull, al que la Fiscalía le acusa de controlar toda la logística del referendo (desde la publicidad hasta las papeletas o las urnas), negó también que se destinara dinero público para la consulta. «Ni un euro», aseguró, escudándose en que la fiscalización de las cuentas por parte de Hacienda era completa. «Llegó un momento en que el Gobierno nos preguntaba si íbamos a gastar dinero del Banco de Sangre para el referendo, del Instituto Oncológico, del circuito de motocrós... fue surrealista», dijo.

Dijo desconocer también de dónde salieron las urnas del 1-O y el censo universal para votar, y defendió la legitimidad de la acción política de un Gobierno que se presentó a las elecciones bajo una denominación (Junts pel Sí) que llevaba explícito el compromiso con la independencia. «No es ninguna anormalidad que intentes por la vía democrática hacer aquello con lo que te has comprometido con los ciudadanos. Intentábamos, amparándonos en nuestros derechos, tirar adelante».

Tanto a Turull como a Romeva la Fiscalía les pide 16 años de prisión por un delito de rebelión agravado por otro de malversación. Pero, a diferencia del primero, Romeva se negó a responder a las acusaciones, calcando la estrategia de Junqueras, con quien comparte abogado. Así, su intervención -usando como pie las preguntas del letrado- fue más una clase magistral de derecho comparado que una declaración.

Insistió en defender la legalidad del derecho a decidir y en que la única solución para Cataluña es «de voluntad política». También aseguró que la violencia -que la hubo, pero por parte de las fuerzas policiales, indicó- «nos va a costar olvidarla».