El polémico «Manual de resistencia» de Sánchez: un ajuste de cuentas con Díaz y los barones

ESPAÑA

ATLAS

A solo dos meses de las elecciones revive en su libro las disensiones internas que le llevaron a dimitir en el 2016

20 feb 2019 . Actualizado a las 15:43 h.

A poco más de dos meses de las elecciones generales y a tres de las autonómicas y municipales, Pedro Sánchez ajusta cuentas con Susana Díaz y los barones que le obligaron a dimitir en el tumultuoso comité federal del 1 de octubre del 2016. Lo que califica como «la batalla interna más cruenta que había vivido el socialismo en los últimos cuarenta años» desembocó en su segunda victoria en las primarias, en el 2017, la que ve como un «triunfo de la democracia» en el PSOE, que demostró que los «verdaderos propietarios» del partido son los militantes. El líder socialista señala que desde el principio la dirigencia socialista lo vio como «alguien que no pertenecía a su círculo, como a un outsider, alguien ajeno a las élites que tienen todos los partidos, también el mío».

Así lo relata en su libro Manual de resistencia (Península), que salió ayer a la venta y que presentará mañana, «una crónica en primera persona» desde su elección como secretario general en el 2014 hasta su llegada el poder en el 2018, fruto de largas horas de conversación con Irene Lozano, que «dio forma literaria a las grabaciones. 

EN moncloa

Lo primero, cambiar el colchón. Sánchez empieza el libro diciendo que «la primera decisión de un presidente del Gobierno suele tenerse por crucial», porque «lleva consigo la fuerza simbólica de condensar una visión política y ejemplificarla con una sola acción, que trasladará un nuevo mensaje político». Sorprendentemente, revela que lo primero que hizo, junto a su mujer Begoña Gómez, fue «renovar el colchón de la cama de matrimonio y pintar nuestra habitación». Lo explica así: «El refranero asegura que ‘dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión’, y yo quería mantener mi criterio alejado del de mi predecesor». Otra decisión inmediata fue cambiar la prensa deportiva que recibía Mariano Rajoy por los grandes periódicos de referencia mundial. Sánchez destaca que su primera decisión política fue acoger a los inmigrantes del buque Aquarius. 

enfrentamiento

Díaz lo trató como un «intruso». El ataque a la expresidenta andaluza es frontal. Según su relato, su enemistad proviene de las primarias que ganó en el 2014 a Eduardo Madina. Niega que pactara con ella su apoyo a cambio de que fuese candidata a la Moncloa. «Desde el principio tuve esa incómoda sensación de intruso. Mi victoria en las primarias del 2014 se produjo con el apoyo de la federación andaluza, y ya entonces percibí que algunos me apoyaban solo para ganar tiempo hasta que Susana ocupara mi lugar. Obtuve el cargo de secretario general, pero no me concedió la legitimidad política para ejercerlo», escribe. Señala que «durante dos años y dos meses esa interinidad que algunos habían decidido para mi mandato volvía frágiles mis decisiones y mi posición en la dirección política del partido». En otro momento del libro, cuenta que Díaz no le llamó cuando decidió convocar las elecciones andaluzas en el 2015 y que tampoco aceptó su ofrecimiento para mediar con Pablo Iglesias para formar Gobierno. «Hubo numerosos desplantes, en público y en privado, destinados a mí, pero que hacían un daño enorme al partido», afirma, «hasta tal punto que el propio Felipe González hubo de intervenir», diciendo que debía tener el apoyo de todo el partido. 

CONTRA LOS BARONES

Demasiado poder. Uno de los errores que admite haber cometido en su primera etapa como secretario general fue no reducir el excesivo poder de los barones. «Nuestro partido se había descentralizado tanto que los líderes territoriales tenían un poder superior al del secretario general nacional». La mayoría de esos poderosos barones territoriales, como Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara, Ximo Puig, Javier Lambán o Javier Fernández, encabezados por Susana Díaz, participaron de una u otra forma en la operación para derribarlo.

Investidura

Presume de su relación con el rey. Sánchez presume de su cercanía con el rey, que se consolidó cuando decidió presentarse a la investidura en el 2016. «Aquellas semanas de infarto se fraguó entre Felipe VI y yo una relación de complicidad que superó, y sigue superando a día de hoy, lo institucional». «Enseguida nos reconocimos mutuamente como las personas que íbamos a sacar al país del bloqueo. Conectamos de forma especial, confiamos el uno en el otro y se estableció una relación muy franca», añade. 

 el comité federal

Deslealtades minuto a minuto. Pero el peor momento para Sánchez fue su dimisión como secretario general en el 2016. «Cuando llegó aquel fatídico 1 de octubre la decisión de que yo saliera de la dirección del partido estaba tomada [...]l. Todo fue terriblemente duro, traumático. Viví algunas deslealtades minuto a minuto. Fue terrible en lo personal y me permitió saber a quién podía considerar amigo y a quién no», relata. «Al llegar a casa, Begoña me esperaba con lágrimas en los ojos porque no entendía bien lo que había sucedido», cuenta. «Empecé a cobrar conciencia de la capacidad de resistencia que yo podía llegar a tener», añade.

 la moción de censura

Rivera no es de fiar. Sánchez revela que llamó a Albert Rivera para hablar de la moción de censura a Rajoy, pero le respondió que era mejor que lo hicieran José Manuel Villegas y José Luis Ábalos. Ese mismo día, asegura, el líder de C’s contaba a la prensa que «yo no le he llamado porque quiero pactar con los independentistas y romper España», lo que califica de «intoxicación pura y dura». En otro pasaje, dice que el diálogo deja a Ciudadanos «fuera de juego, porque «el conflicto está en su ADN» 

ERROR Y «SÁLVAME»

Fue fray Luis de León. Al referirse a sus sensaciones al volver a Ferraz tras ser elegido secretario general en mayo del 2017, atribuye a san Juan de la Cruz la famosa frase de fray Luis de León «cómo decíamos ayer». También habla de su intervención en Sálvame: «Aunque fuera verdad que solo lo ven mujeres mayores e incultas, ¿cuánto vale su voto?».

su antecesor

Duro desalojar a Rajoy. Asegura que para él fue duro desalojar a Rajoy con una moción de censura. Según su relato, estaba convencido de que dimitiría cuando el PNV anunció su apoyo a la moción. «¿Por qué no lo hizo? No lo sé, pero, en todo caso, fue su decisión. La mía es ofrecerle, hasta el último minuto, una salida digna», escribe. «Yo no quería ser presidente a cualquier precio, pero sí tenía claro, por encima de todo, que de aquel trance saldríamos poniendo en marcha la regeneración de la vida política», sostiene.