Un paso más en la pérdida de influencia del líder

f. b. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

14 nov 2018 . Actualizado a las 07:59 h.

El triunfo de Gómez Reino en las primarias a la secretaría general de Podemos Galicia supuso un respiro para Pablo Iglesias, que asistía a una pérdida de poder y de influencia del sector oficial en gran parte de los territorios. En Andalucía, con la díscola Teresa Rodríguez; en Cataluña, donde no logró imponer a su candidato tras el cese de Albano Dante Fachin en plena tormenta catalana; o Lander Martínez, próximo al sector errejonista, en el País Vasco. Lo único que le faltaba Iglesias era que Carolina Bescansa, a la que trató de hacer la vida imposible dentro del partido, acabase haciéndose con Galicia.

A todo esto, conviene no perder de vista que Errejón podría amenazar en cualquier momento con disputarle el liderazgo en la Comunidad de Madrid al oficialista Ramón Espinar. Tras su derrota en Vistalegre II, el ex número dos del partido pactó con Iglesias su marcha de la política estatal para ser el cabeza de lista que dispute la Comunidad de Madrid. Fue un armisticio, nunca una paz, porque precisamente fue de ese proceso de primarias por la dirección de Podemos de donde arrancaron gran parte de los conflictos internos a los que asiste la formación morada semana sí, semana también.

El problema del ex-JEMAD

En esta ocasión, la batalla con Carmena no puede encasillarse en la lucha entre el pablismo y el errejonismo, ya que los concejales que renunciaron a presentarse proceden de las dos corrientes, pero sí es la última manifestación de la pérdida de autoridad de Pablo Iglesias dentro del partido, justo en una etapa en la que había logrado recuperar parte de la iniciativa política tras su acuerdo con Pedro Sánchez sobre los Presupuestos.

Otro de los problemas que subyacen en este embrollo es el de Julio Rodríguez. Iglesias fichó al exjefe del Estado Mayor para poder vender esa transversalidad de la que hacía gala su partido durante sus primeros pasos, pero lo cierto es que Rodríguez no ha generado más que quebraderos de cabeza. Lo colocó con calzador en las listas de las dos últimas generales para que entrara en el Congreso, pero erró el tiro. Le acabó encontrando sitio en Podemos Madrid, pero Carmena tampoco lo quiere para su lista.