Pedro Sánchez se atrinchera

P. de las heras / N. Vega LOS ÁNGELES, MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Pedro Sánchez y sy esposa conversan con el oscarizado González Iñarritu
Pedro Sánchez y sy esposa conversan con el oscarizado González Iñarritu BALLESTEROS | Effe

Hace gala de su capacidad de resistencia, como ya demostró en el PSOE, para asegurar que tiene intención de agotar la legislatura pese a la sucesión de crisis en el Gobierno

30 sep 2018 . Actualizado a las 16:46 h.

Hace semanas que el Gobierno pugna sin éxito por mantener el control de la agenda política. Y los últimos han sido días de especial desconcierto. Sin apenas margen para tomar aire, el Ejecutivo se ha visto vapuleado por una concatenación de polémicas que, por momentos, ha amenazado con llevarse por delante el Consejo de Ministros. Ni tan siquiera el intento de colarse en el caudal informativo con la propuesta de supresión de los aforamientos le resultó fructuoso a la Moncloa. En cuestión de días, la reforma constitucional quedó sepultada por las grabaciones de la ministra de Justicia junto al excomisario José Manuel Villarejo y los documentos sobre la sociedad patrimonial del responsable de Ciencia, Pedro Duque.

En algún punto del verano, el Gobierno pareció perder la capacidad de marcar el ritmo. Las idas y venidas sobre la defensa del juez Pablo Llarena en Bruselas ante la demanda del expresidente catalán, Carles Puigdemont, alimentaron la tesis de PP y Ciudadanos sobre un Ejecutivo que saltaba de rectificación en rectificación. Y la dimisión de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, por las irregularidades de su máster, proporcionó el 12 de septiembre munición a las fuerzas del centroderecha para sostener que el Gabinete de Pedro Sánchez «se cae a pedazos». «Ya se habían olvidado, pero el PP en la oposición es una máquina», advertían esta semana en los pasillos del Congreso fuentes populares.

La controversia sobre la titular de Justicia, Dolores Delgado, ha supuesto, sin embargo un punto de inflexión para el Gobierno, que ha resuelto plantarse ante las exigencias de dimisión con el ánimo de frenar el deterioro y seguir gobernando. «Este es un equipo de granito», proclamó el viernes la portavoz, Isabel Celaá. No falta en el PSOE quien sostiene, además, que el ataque de la oposición y de otros intereses es tan «desmedido» que acabará provocando la reacción contraria a la que se persigue. «Como ocurrió con Susana (Díaz)», dicen. La presidenta andaluza se pasó los dos años del primer mandato de Pedro Sánchez como secretario general del partido segando la hierba bajo sus pies. «Se está convirtiendo en la bruja mala y provoca el rechazo de las bases», advertían algunas voces desde la ejecutiva. Ahora el presidente del Gobierno aprovecha ese episodio de su vida para tratar de disuadir a sus rivales de que persistan en su estrategia de desgaste.

No una sino varias veces, en la gira por Canadá y Estados Unidos que ayer concluía en California, se ha preocupado Sánchez por alimentar su leyenda de resistente como respuesta a una nueva semana negra para su Ejecutivo. La explotó en Nueva York ante los socios del Council on Foreign Relations, una organización sin ánimo de lucro especializada en política internacional, el día que arreciaron las informaciones contra la ministra de Justicia. De nuevo lo hizo ante el Foro de la Agencia Reuters, el viernes, cuando saltó la noticia sobre la sociedad patrimonial de Duque. Y volvió a la carga en la madrugada de ayer, durante una charla con tintes de coaching motivacional a los estudiantes de la Universidad del Sur de California, una institución privada ubicada en Los Ángeles. 

«He pensado en abandonar»

«Sé que la tentación de tirar la toalla es fuerte; yo he tenido esa sensación; sé cómo es de difícil levantarse contra los intereses y las voces que dicen que las dificultades son superiores a tus habilidades y a veces tienes que reconocer que una de esas voces es tu voz», dijo en alusión a su pelea por el liderazgo del PSOE. «Estoy seguro de que vosotros, profesores y estudiantes, os habéis sentido vencidos y eso puede minar tu seguridad, pero solo si te dejas. Yo he pensado en abandonar, pero hoy miro atrás y veo como los momentos más difíciles, los momentos de soledad y preocupación merecieron la lucha», insistió, antes de hacer un recorrido por las políticas que ha impulsado desde su llegada a Moncloa.

El presidente del Gobierno pretendía, de hecho, con este viaje, organizado en torno a su participación en la Asamblea General de la ONU, dar un paso más en su trayectoria, construirse un perfil propio en asuntos de política global -inmigración, igualdad o cambio climático- y presentarse en sociedad como uno de los pocos políticos socialdemócratas en el poder; un líder con futuro. «Alguien que, un día, dentro de mucho tiempo será expresidente», dijo al director de Reuters, Stephen J. Adler. Así que se ha negado a consentir que la situación interna en España y esa sensación de que su Gobierno se disuelve como un azucarillo a medida que pasan los días empañaran su propósito.

Mientras en Madrid corrían ríos de tinta sobre la fragilidad de la legislatura, él dio orden de resistir el asedio, aprovechó sus intervenciones para dejar claro que no tiene intención de convocar elecciones hasta 2020 pese a las presiones de PP y Ciudadanos y siguió adelante con su agenda.