Génova teme que se desate la guerra entre Cospedal y Sáenz de Santamaría

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Javier Lizón / EFE

La permanencia de Feijoo en Galicia agota las opciones de un candidato de consenso

19 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Génova se prepara para transformarse en un campo de batalla. La decisión de Alberto Núñez Feijoo de optar por quedarse en Galicia y no presentar su candidatura para suceder a Rajoy al frente del PP provoca que se esfume la única posibilidad en la que confiaban todos los buenos conocedores del partido de lograr una candidatura de consenso. Conscientes de que cualquier opción que no fuese la del presidente de la Xunta desataría la tormenta, los principales y mejores fontaneros populares trabajaron contra reloj en pro de este consenso desde el mismo instante en el que Rajoy anunció su marcha. Incluso varios de ellos se han dirigido personalmente a Feijoo pidiendo auxilio, tratando de hacerle ver que cruzar Pedrafita era casi una obligación por el bien del partido. Sus intentos, hasta última hora, y casi a la desesperada, han sido en vano, y Feijoo se ha agarrado a su compromiso con el pueblo gallego para quedarse en Monte Pío.

De este modo se abre un nuevo escenario en el que todo apunta a que acabarán chocando dos trasatlánticos: María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. De momento ninguna de ellas ha anunciado su intención de presentarse, pero todo apunta a que la gran rivalidad que mantienen acabará por estallar en el congreso de los próximos 20 y 21 de julio. Cospedal tiene convocado un acto de partido en Toledo para esta mañana a las once horas, en el que previsiblemente anunciará su futuro. En un primer momento llegó a trasladar a sus más estrechos colaboradores que, en caso de que Feijoo se presentase, ella cedería todos sus apoyos al gallego, pero una vez que este ha decidido permanecer al cuidado de la Xunta, todo invita a pensar que dará un paso al frente para taponar las posibilidades de triunfo de su archienemiga.

Mientras, Sáenz de Santamaría permanece alejada de los focos y guarda silencio, aunque todas las fuentes confirman que durante la pasada semana ha estado sondeando los apoyos con los que podría contar, por lo que todo apunta a que también se acabará presentando, en especial tras saber la decisión de Feijoo, ante el que sabía que sus posibilidades en un congreso eran mínimas. Su intención es seguir agazapada hasta el final del plazo. Una de sus más estrechas colaboradoras confirmó ayer a La Voz que muy probablemente hasta el mismo miércoles, día en el que expira el plazo para la presentación de los avales que necesitan reunir todos los precandidatos. 

Ni se dirigen la palabra

La dos se profesan una enemistad que ha quedado en evidencia en todos y cada uno de los actos públicos y privados en los que han coincidido: ni se dirigen la palabra. Muchas voces en el partido apuntan a que esta mala relación se debe en buena parte a Rajoy, que ha permitido, e incluso fomentado, una competencia exacerbada. Una era la número dos del PP y la otra, la número dos del Gobierno. En función de sus posibilidades, cada una de ellas ha ido colocando peones por todo el territorio, gente de su confianza con la que espera contar a la hora de la verdad y que muchos temen que acabe dividiendo el partido.

En medio de todo, el vicesecretario de comunicación, Pablo Casado, sorprendió ayer al anunciar su candidatura. Aunque su dominio territorial es flojo, puede capitalizar el voto joven y abre una tercera vía, aún temprano para aventurarse si con opciones o más bien pensando en pactar y arrimarse al caballo ganador. Al estilo de Patxi López en el PSOE.