Puigdemont amaga con bloquear la formación del Parlamento e ir a comicios

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

JOHN THYS | afp

Busca la presidencia de la Cámara para Junts, y ERC lo aprieta para que aclare su futuro

08 ene 2018 . Actualizado a las 14:14 h.

Cataluña, desde que existe el proceso soberanista, se ha especializado en los sudokus más difíciles. Laberintos sin aparente salida que acaban resolviéndose de manera milagrosa. Con la presente investidura, tras las elecciones autonómicas de diciembre que arrojaron una mayoría absoluta independentista, estamos ante la quinta gran ecuación secesionista de los últimos cuatro años, después del 9N, Junts pel Sí y el 27S, la elección de Puigdemont y los hechos de octubre del año pasado, que culminaron con el 27-O. Solo hay cuatro elementos seguros en el problema al que se enfrentan Junts per Catalunya, Esquerra y la CUP: tres fechas y la convicción de que, «como siempre», se pondrán de acuerdo, según señalan las fuerzas independentistas.

Se sabe el resultado, pero no el método para resolver una ecuación tan compleja que puede estar condicionada por la decisión que adopte el día 11 el juez del Supremo en relación con el encarcelamiento de Jordi Sánchez y Quim Forn. La otra data decisiva es el día 15, en que se conocerá la sentencia del caso Palau, con posible condena para Convergència por financiación ilegal. La tercera fecha clave es el 17 de enero, constitución de la Cámara catalana. A partir de ahí empezará a correr el reloj y lo que ahora son negociaciones entre las formaciones secesionistas, se convertirán en reuniones al borde del precipicio. Porque la repetición electoral sería un fracaso rotundo del independentismo. Sobre la mesa, varios problemas y de momento pocas soluciones. La primera meta volante es la presidencia de la Cámara catalana y la composición de la Mesa del Parlamento. Carme Forcadell podría no repetir. Su intención es no hacerlo. En principio, el puesto le corresponde a ERC, según el reparto de sillas con Junts per Catalunya. Los republicanos quieren situar a Carles Mundó, exconsejero de Justicia y con un perfil más moderado. Pero Puigdemont desea a una radical como Forcadell. Un ariete con el que poder mantener el desafío con el Estado. ¿Regreso? De salir victorioso de la batalla de la Mesa y la presidencia de la Cámara, el independentismo afrontaría la prueba final del sudoku. La más complicada. El expresidente tendría hasta el 31 de enero para ejecutar su plan, que pasa por buscar una investidura a distancia, por Skype, a pesar de que no es del agrado de ERC.

El diputado electo de ERC Roger Torrent ha defendido este lunes, según recoge Europa Press, que corresponde a los letrados del Parlament y no a su partido exponer cómo puede ser investido presidente Carles Puigdemont, dadas las circunstancias excepcionales en las que se encuentra, ya que está en Bélgica.

ERC insiste en que su candidato a la Presidencia de la Generalitat no es otro que el presidente cesado, pero no quiere pronunciarse sobre si puede ser investido a distancia y gobernar desde Bruselas, y avisa: «El Govern tiene que poder gobernar desde el minuto 1».

Mientras, Puigdemont no descarta regresar a Cataluña una vez investido ya presidente de la Generalitat, con lo que el Estado debería detener a un presidente elegido por el Parlament si fuera el caso.

Aunque no se ha cerrado ningún escenario, fuentes cercanas al presidente cesado han explicado a Europa Press que consideran que, de cara a la opinión pública, es más difícil explicar la detención de un presidente de la Generalitat que de alguien que sea diputado raso.

Candidatos alternativos

La otra posibilidad de Junts per Catalunya es forzar una negociación con el Gobierno central para que Puigdemont pueda regresar a Cataluña a participar en la investidura sin riesgo de ser detenido. Esta opción es más bien de cara a la galería, ya que la eventual detención del expresidente depende de un juez y no del Gobierno central. En cualquier caso, desde Junts per Catalunya amenazan con bloquear la constitución de la Cámara y con la repetición de elecciones para tratar de presionar a Madrid y a sus socios republicanos, que ya empiezan a maniobrar, apretando a Puigdemont para que aclare su futuro y deslizando que, si el exjefe del Ejecutivo no puede ser investido, el plan B para cumplir la promesa de restituir el Gobierno anterior se llama Oriol Junqueras.

En Junts per Catalunya no quieren ni oír hablar de planes alternativos, porque dinamita su única propuesta de restituir al «president legítimo». «Solo tenemos un plan, cualquier otro es aceptar el 155 y el golpe de Estado de Rajoy», tiraron con bala los neoconvergentes contra sus socios republicanos. Pero incluso en el PDECat son conscientes de que Puigdemont lo tiene crudo para ser investido y se abren a proponer candidatos alternativos, como Jordi Turull y Josep Rull.

La presión recae sobre el expresidente, que es quien tiene que aclarar sus intenciones. Puigdemont es capaz de todo: lo demostró el 26 y el 27 de octubre, cuando pasó de querer convocar elecciones a proclamar la república en solo 24 horas.

También existe la posibilidad de que se rice el rizo, aún más, y en la Cámara catalana se elija un gabinete ejecutivo, con un consejero jefe al frente, con la presidencia desde Bruselas, donde se fijaría el núcleo duro del Gobierno «legítimo». Pero en ese caso, el exalcalde de Gerona estaría incumpliendo su promesa de ser investido y de regresar a Barcelona para ocupar su puesto en el Palau de la Generalitat.