Patxi López: «No está escrito que el PSOE no pueda desaparecer si seguimos con la división»

KOLDO DOMÍNGUEZ SANTANDER / COLPISA

ESPAÑA

Pedro Puente Hoyos | EFE

Afirma que solo él parece pensar en el día después de las primarias y acusa a sus dos rivales de «armar ejércitos»

08 may 2017 . Actualizado a las 11:24 h.

Fue el primer lendakari del PSE tras años de hegemonía nacionalista y presidente del Congreso. Patxi López asegura que tiene sus ambiciones políticas «mucho más que cubiertas» y que si se ha embarcado en la aventura de las primarias es porque no podía quedarse en casa viendo cómo su partido «se rompe». Por ese mismo motivo, dice tras un acto en Santander, se mantendrá en la carrera.

-¿Fue para usted un varapalo el recuento de los avales?

-No, porque se veía venir. El aval no es más que una decisión voluntaria de los militantes para que un compañero se presente a candidato y hay quien lo ha convertido en una especie de guerra en la que se han armado ejércitos para ir unos contra otros. Los avales de Patxi López fueron conseguidos de manera absolutamente voluntaria, espontánea y en libertad, sin coacciones.

-¿Otros sí presionaron?

-Eso es lo que me cuentan en las agrupaciones por las que paso.

-¿Se siente preso de su promesa inicial de que no se retiraría?

-¡No! Me siento preso, y siempre lo he sido, de mi conciencia. No me reconocería a mí mismo retirándome.

-¿Teme un resultado muy malo el 21 de mayo??

-No, lo que temo es que no sepamos entender que lo importante está en el día 22. Puedo tener miedo a que el día después en lugar de buscar cómo sumamos nos dediquemos a pasarnos a cuchillo y a cobrarnos las facturas. Cuando uno arma ejércitos, estos quieren ir a la pelea. Y eso sería absolutamente demoledor para el PSOE.

-Gente de peso en el partido, barones de otras comunidades se la están jugando por usted: ¿eso les podría perjudicar?

-Si ocurre eso significaría que algunos no han entendido absolutamente nada. No está escrito que el PSOE no pueda desaparecer si seguimos con la división y la falta de claridad en las ideas. Es que ya les ha pasado a los partidos socialistas de nuestro entorno. Por eso tengo el temor en el día 22.

-Si no gana, ¿será que a la militancia no le importa eso?

-Hemos hecho tan mal las cosas en los últimos tiempos que los militante han ido acumulando, y con razón, rabia. Todo esto explosiona el 1 de octubre y somos absolutamente responsables todos los dirigentes del partido

-¿Y por qué los otros dos candidatos no lo ven así?

-Pregúnteselo a ellos.

-Usted los conoce.

-Creo que no debiéramos nadie poner por encima del partido nuestras aspiraciones personales.

-¿Y ellos lo están haciendo?

-Algunas veces veo que sí y no me gusta. Me da pena.

-¿Espera un ofrecimiento de Susana Díaz como el de Sánchez?.

-No hace falta que hagan apelaciones directas a Patxi López. A veces hay apelaciones al voto útil. ¿Pero voto útil para qué? ¿Para que no gane el otro? Yo pido el voto útil para salvar al partido. Para tender puentes.

-Gana Díaz. ¿Qué ocurre el 22?

-Que la llamo, y si es Pedro, igual, y le digo ‘oye, a tu disposición’. Pero no para que integre a Patxi López. No se trata de eso. No podemos repetir lo que ocurrió en los dos últimos congresos, en los que se elige secretario general, hay una apariencia de unidad pero por detrás y desde el primer minuto hay quien está organizando una especie de oposición interna. La unidad ya no es una opción, es una obligación. Si no, la división es suicida y nos vamos por el desagüe.

Susana Díaz, Pedro Sánchez y sus afines aumentan sus ataques tras la guerra de los avales

Susana Díaz y Pedro Sánchez van a forzar al máximo la máquina en las dos semanas que faltan para la votación del 21 de mayo. La presidenta andaluza, consciente de que no tiene ganadas las primarias, se ha lanzado a tumba abierta en una gira fuera de Andalucía, donde hizo una exhibición de fuerza. Ayer recaló en Aragón y volvió a utilizar el mismo argumento para descalificar al ex secretario general: sus dos derrotas electorales. «Estoy convencida de que estamos como estamos porque el PP en sus horas más bajas nos dio la derrota más grande, con 90 y 85 escaños», señaló. «Y ahora no me resigno ni a 90 ni a 85 escaños, y estoy convencida de que la inmensa mayoría de los socialistas quieren levantar al PSOE para volver a levantar este país y ofrecer una alternativa de gobierno que les cambie la vida a mejor a los ciudadanos», añadió. Insistió en que va a hacer una campaña «en positivo» y dijo que no pedirá el apoyo a Patxi López contra Sánchez.El ex secretario general se comprometió en Murcia, si gana las primarias, a reformar los estatutos del partido para someter obligatoriamente al voto de la militancia los posibles pactos poselectorales. Dijo no querer «atajos» para alcanzar la secretaría general del partido: «No quiero ni dimisiones en bloque ni arrasar en avales y reivindico un PSOE donde se consulten las grandes y trascendentales decisiones a los afiliados».

Susanistas y sanchistas se enzarzaron en las redes sociales por las acusaciones del alcalde de Calasparra, Pepe Vélez a la gestora a la gestora de recurrir a «prácticas mafiosas» para favorecer a Díaz y de haberse «apropiado de Ferraz como si de una expropiación forzosa se tratase». Sus palabras indignaron a los partidarios de la presidenta andaluza, que se lanzaron a pedir su dimisión inmediata a través de las redes sociales. En el rifirrafe entraron también miembros destacados del partido y de ambas candidaturas. Eduardo Madina, la secretaria de Organización del PSOE aragonés, Pilar Alegría o la vicepresidenta del grupo socialista en el Parlamento Europeo, Elena Valenciano, reclamaron a Sánchez que desautorice a su telonero en Murcia, con el que se fundió en un abrazo en el escenario. Lejos de serenar los ánimos, en el equipo del exsecretario general entraron al trapo . La asturiana Adriana Lastra replicó a través de Twitter a la diputada madrileña Ángeles Álvarez, que aún espera que los susanistas pidan la dimisión de Miguel Ángel Heredia, el número dos del grupo parlamentario socialista, al que en una grabación se oyó llamar «hija de puta» a Margarita Robles.