Los secesionistas aceleran el desafío para tapar los casos de corrupción

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Andreu Dalmau | EFE

Temen que las causas penales que asfixian a la antigua Convergència les resten apoyos

05 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A medida que se acerca el choque de trenes, que se prevé para antes del verano, a los secesionistas le llegan las urgencias. Junts pel Sí y la CUP se proponen reformar el reglamento de la Cámara catalana para poder aprobar la ley de transitoriedad jurídica -llamada a sentar las bases de la independencia y a dar cobertura legal al referendo- por la vía de urgencia, sin permitir apenas debate ni presentación de enmiendas, y así evitar que la suspensión del Constitucional pudiera dejar sin amparo la convocatoria de la consulta. Además, hacen oídos sordos a un dictamen del Constitucional catalán y se disponen a aprobar los presupuestos, a pesar de las partidas inconstitucionales, y se preparan para la convocatoria del referendo. Los no independentistas ponen el grito en el cielo ante lo que consideran dos claros atropellos democráticos.

Pero al secesionismo le han entrado las prisas. Por un lado, porque si el proceso no quema las etapas que promete, el movimiento puede desinflarse. Y solo se mantendrá igual si, fijando fechas históricas en el calendario, se logra mantener la fe en que el proceso avanza, aunque no lo haga. Junts pel Sí y la CUP recurrieron a la pantalla del referendo, pero lo hicieron a medias, ya que la consulta unilateral mantiene las mismas prisas que los comunes de Ada Colau no admiten, lo que impide aumentar la base favorable al proceso. Si las causas judiciales que tienen abiertas los dirigentes nacionalistas acaban en condenas -casos 9N y Forcadell- en los próximos meses, la legislatura habrá llegado a su fin y el referendo se adelantará a antes del verano.

Pero sobre todo, lo que obliga al secesionismo a pisar el acelerador es la situación de la exConvergència, sentada en el banquillo por presunta corrupción en el caso Palau e investigada en el caso del 3 %. Por tanto, todo lo que sea ralentizar el proceso va en detrimento del objetivo de salvar a CDC, que puede salir mal parada de los frentes judiciales por corrupción que tiene abiertos. Ni siquiera la refundación del PDeCAT ha servido para hacer borrón y cuenta nueva con el pasado pujolista.

Acelerar el proceso sirve a los nacionalistas para poder mantener el victimismo hasta el momento del choque y poder argumentar que el 3 % no es más que una invención de la guerra sucia del Estado contra el independentismo. El proceso se presenta así como un salvavidas para los dirigentes de la exCDC, que se erigen en mártires.

Nuevas elecciones

El independentismo toma posiciones, por tanto, para el momento culminante de la legislatura, el referendo, cuya convocatoria será como muy tarde en septiembre. Lo que ya ofrece más dudas es su celebración. La Generalitat no tiene intención de dar marcha atrás para obligar al Gobierno central a utilizar las medidas coercitivas para impedirlo, mientras que la Administración central mantiene la presión y la amenaza de la suspensión de la autonomía con la idea de que al final a alguno le temblarán las piernas. Pase lo que pase, el proceso catalán desembocará en elecciones, en las que Esquerra aparece como el rival a batir.

Junqueras ya se ve como presidente y toma distancias con los de Puigdemont

Oriol Junqueras y Esquerra aprovecharon ayer el lanzamiento de su campaña por el sí en el referendo para hacer una exhibición de fuerza en Barcelona y presentar al dirigente republicano como el futuro líder de Cataluña. Tras año y medio formando coalición con Convergència en Junts pel Sí, los republicanos toman ahora distancias con los de Carles Puigdemont. Junqueras se metió tanto en el papel de futuro presidente que se dirigió directamente a Mariano Rajoy. Y le avisó de que «no renunciará» al referendo, pues es una cuestión de dignidad, de democracia y de derechos civiles. «Señor Rajoy, le ofrecemos nuestra mano, como siempre, para dialogar, porque queremos las mejores relaciones bilaterales con el Reino de España», dijo. Ya pensando en las próximas elecciones, a las que Esquerra concurrirá con vocación de gobierno, ERC rebaja sus objetivos y admite que lo «más importante» para ellos no es la independencia, sino convocar el referendo.