El flanco más débil del PP, que no logra quitarse de encima

E. c. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

EDUARDO DIEGUEZ | afp

Los populares cuentan con que los escándalos de corrupción pesen menos que la urgencia de que se forme Gobierno

14 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La designación de Soria fue un disparo del Gobierno en su propio pie. Las justificaciones que expusieron Rajoy y De Guindos fueron otro despropósito porque no se ajustaban a la realidad. Pero el fondo de la cuestión es que Rajoy no fue capaz de darse cuenta de que elegir a un exministro con empresas en paraísos fiscales que mintió para tratar de ocultarlo es algo inaceptable en democracia. La oposición tiró ayer a degüello contra el presidente y el ministro de Economía en funciones. Y no va a soltar la presa, sobre todo porque hay elecciones en Galicia y el País Vasco a la vuelta de la esquina y unas hipotéticas generales en diciembre. De Guindos quiso zanjar ayer un asunto que provocó una división sin precedentes en el PP y en el Gobierno, pero admitió que la designación de Soria, su amigo personal y de Rajoy, fue «discrecional», que el Diccionario de la RAE en su segunda acepción define como: «Dicho de una potestad gubernativa: Que afecta a las funciones de su competencia que no están regladas». Haber tenido empresas en paraísos fiscales y mentir después debería haber sido un demérito suficiente para haber descartado su nombre de raíz.

Al tiempo que comparecía De Guindos, el Tribunal Supremo anunciaba que iba a investigar a Rita Barberá por supuesto blanqueo. Otra patata caliente para Rajoy, quien debe decidir si exige su dimisión. Albert Rivera ya le ha advertido que si no lo hace no apoyará otra investidura del líder del PP. Ayer también Luis Bárcenas retiraba de forma sorprendente su denuncia contra su antiguo partido por la destrucción de los ordenadores, y algunas informaciones señalaban que Jaume Matas, expresidente balear, había llegado a un pacto con la Fiscalía para no ir a la cárcel a cambio de su confesión, que podría poner en aprietos al PP. El partido afronta, a partir del 4 de octubre, con la apertura de la vista oral de una parte del caso Gürtel, una serie de juicios que dibujan un horizonte penal preocupante. La oposición sabe que la corrupción es su flanco débil y va a golpear una y otra vez donde más le duele. Los populares cuentan con que esos escándalos y casos como el de Soria estén ya descontados o pesen menos que la urgencia de que se forme Gobierno. Pero el desgaste existe.