Héroes

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

21 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se quejó Monedero del acoso político, la persecución mediática y la sobreexposición pública. Y se vanaglorió de la actitud heroica con la que afronta tales obstáculos. Mal vamos si empezamos por sobrevalorar la actividad propia y dotarla de un aura mítica, como si fuera único en el mundo. Porque es cierto que Monedero está siendo sometido a un examen riguroso, que puede llegar a ser asfixiante, y que en algunos casos ha podido llevar a excesos intolerables. Como ciertas filtraciones, condenables, pero que no pueden ser una excusa ni un escudo. En todo caso, es un escrutinio no muy distinto al que han sufrido otros políticos cuyas actividades han generado dudas legítimas. Son las servidumbres propias de los servidores públicos. Si a Monedero le parecen excesivas, siempre puede volver a refugiarse en las aulas y las consultorías confidenciales. Porque en democracia no se necesitan héroes, sino políticos capaces, comprometidos y transparentes. Políticos que no se amparen en compromisos secretos para levantar un velo sobre sus actividades. Porque se comprende la confidencialidad de un contenido, pero lo que no se puede aceptar es un contrato secreto ni, menos aún, una factura secreta. Monedero pidió un acto de fe, y eso es inadmisible en democracia. Lo contrario sería vaciar el Estado de derecho. Ese al que el dirigente de Podemos aludió espuriamente para eludir responder sobre lo sucedido en Venezuela. El «no toca» no sirve para Monedero como no servía para Rajoy. Porque en democracia no necesitamos héroes, sino políticos que asuman que someterse al soberano escrutinio de la opinión pública es su primera obligación, no una concesión.