Las amistades peligrosas de Mas

La Voz CRISTIAN REINO | BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

ALBERTO ESTÉVEZ

El presidente de la Generalitat catalana, elegido por Pujol como su sucesor, reniega ahora de la estrecha relación que mantuvo con sus hijos Jordi y Oriol

16 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las viejas amistades han puesto en serios aprietos a Artur Mas, presidente de la Generalitat desde el 2010 y sucesor de Jordi Pujol en CiU desde el 2003. Fue elegido «a dedo», como admitió el propio Pujol, y en esa decisión fueron determinantes dos de los hijos del expresidente, Jordi y Oriol, ambos imputados ahora en casos de corrupción.

Mas (Barcelona, 1956) forjó su vínculo con Jordi, el primogénito del expresidente, hace casi treinta años en la empresa privada, en Tipel, una sociedad de la familia de Lluís Prenafeta, durante diez años la mano derecha de Pujol y ahora imputado por el caso Pretoria, una investigación de corrupción urbanística en Santa Coloma de Gramanet. Artur y Jordi entablaron una buena relación, según recordó el pasado lunes Joan Herrera, de Iniciativa, citando el libro de Pere Cullell, ¡Qué diréis de mí!. Aunque en esa misma obra, Mas señala que nunca esconderá su amistad con Jordi Jr., en su comparecencia en la comisión de investigación sobre el caso Pujol rebajó esa camaradería. «Fue una de las primeras personas que conocí en el mundo de Convergència, pero mi relación con él no es de una amistad íntima, como se intenta presentar», dijo. «En su casa solo he estado una vez y las parejas no hemos salido nunca a cenar juntas», remató.

Mas entró en la administración catalana en 1982, en el departamento de Comercio y Turismo, y en 1986 fue designado director general de promoción comercial. Allí conoce a Lluís Prenafeta, entonces todopoderoso secretario general de la Presidencia, quien le recluta para la empresa Tipel, del grupo Villassar Internacional, junto al hijo mayor de los Pujol. La experiencia es corta, pero fructífera, porque el actual dirigente nacionalista estableció dos contactos clave para su futuro político. De la firma textil pasa al ayuntamiento de Barcelona, como concejal en la oposición, entre 1987 y 1995, si bien entre medias no abandona del todo la empresa privada, ya que en 1993 y 1994 forma parte del consejo de administración de La Seda, donde vuelve a coincidir con Jordi Pujol Ferrusola, dos años menor que él. A partir de 1995 entra en el Gobierno de Pujol, primero como consejero de Obras Públicas, más tarde como titular de Economía y finalmente como Conseller en cap hasta el 2003.

En la comisión de investigación, Ciutadans puso sobre la mesa un posible tercer vínculo empresarial entre Mas y Jordi Pujol hijo, a través de la empresa de Liechtenstein Brantridge Establishment, entre el 2005 y el 2014. Mas replicó que no tiene «absolutamente nada que ver». Jordi Pujol Ferrusola, que «participó activamente en la caída de Miquel Roca, pero también desempeñó un papel importante en el ascenso de Artur Mas», según el libro ¿Quién es Jordi Pujol?, de Félix Martínez y Jordi Oliveres, nunca se ha dedicado a la política, aunque se ha movido en su entorno.

Tras la denuncia de su exnovia, María Victoria Álvarez, tiene una causa abierta en la Audiencia Nacional por blanqueo de capitales, se calcula que 33 millones, a través de once bancos en paraísos fiscales. Aparece también en la lista Falciani por tener fondos en Suiza.

El delfín

Si con el mayor entabló relación en la empresa privada, con Oriol Pujol, el único hijo del expresidente que se ha dedicado a la política, el jefe del Ejecutivo autonómico trabajó estrechamente en CiU y en la Generalitat. Diez años menor que Mas, tuvo una influencia «destacada» en el nombramiento de Mas como sucesor de Pujol al frente de Convergència en detrimento de Josep Antoni Duran Lleida, según el libro de Martínez y Oliveres. Los sectores más nacionalistas siempre vieron al quinto hijo del expresidente como el sustituto natural de Mas y como el hombre llamado a prolongar la dinastía pujolista. Hasta que eso sucediera, Mas debía de calentar el asiento del delfín.

Pero la meteórica carrera de Oriol quedó truncada para siempre cuando estalló el caso ITV, por el que está imputado por tráfico de influencias y dos delitos de cohecho. El que en su partido llamaban heredero o príncipe empezó en política de la mano de su padre y ascendió junto a Mas, al que impulsó como líder convergente desde el Pinyol, un grupo influyente de convergentes independentistas, integrado por Francesc Homs, Germà Gordó o David Madí.

Oriol entró en el gabinete de su padre dos años antes de que Mas fuera elegido consejero. Bregado en la Consejería de Industria, Mas le promocionó en el 2007 cuando le nombró portavoz de la federación en el Parlamento de Cataluña. En 2011 le hizo secretario general adjunto de Convergència y al año siguiente le dio todo el control del partido. En 2014 tuvo que dimitir. No sin antes salpicar a Mas, su mentor.