Sánchez se blindó antes de golpear

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

benito ordoñez

El líder del PSOE se aseguró de que los barones no cuestionarían su ataque a Gómez y retrasó la destitución para impedir que le exigieran unas primarias

13 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La decisión de apartar a Tomás Gómez se viene fraguando desde hace tiempo. Los pésimos resultados que auguraban las encuestas con él como candidato convencieron a Pedro Sánchez de la necesidad de dar un golpe de mano. La medida se ha pospuesto lo máximo posible para impedir que los socialistas madrileños afines a Gómez tuvieran tiempo de articular una respuesta y exigir que se convocaran elecciones primarias. Ahora, la urgencia de los plazos permite a la dirección justificar la decisión de anularlas y limitarse a consultar formalmente a las agrupaciones, aunque ha habido contactos previos para garantizarse el apoyo mayoritario a Ángel Gabilondo, que siempre condicionó su candidatura a no tener que pasar por unas primarias. El exministro de Educación, que ya le dijo no a Zapatero cuando le hizo la oferta de ser cabeza de cartel en Madrid, solo dará oficialmente el sí cuando el apoyo mayoritario a su candidatura esté garantizado.

Apoyo, pero preocupación

Llamadas a los barones. A pesar de que Sánchez tenía claro de antemano que ningún barón iba a cuestionar su decisión de fulminar a Gómez, la medida ha generado preocupación en muchos territorios, que ven con temor que el bochornoso espectáculo de situaciones como el cambio de cerradura en la sede socialista pueda afectar negativamente a sus expectativas electorales. De hecho, ningún barón se ha mojado públicamente en la decisión de desalojar a Gómez y no pocos critican las formas elegidas, la gestión de la crisis por parte del secretario de Organización, César Luena, y los tiempos escogidos. La mayoría ha optado por expresar simplemente en público su apoyo a las decisiones de la dirección, con más o menos entusiasmo. Otros, como la andaluza Susana Díaz, ni eso. Se limita a ponerse de perfil y presumir de unidad hasta que se resuelva el conflicto, aunque el malestar en los socialistas andaluces es evidente por la cercanía de los comicios autonómicos en esa comunidad. Tampoco el gallego José Ramón Gómez Besteiro ha dado un apoyo explícito, aunque fuentes de su entorno aseguran que, como miembro de la ejecutiva, respalda la decisión.

Respaldo de Rubalcaba

Revancha. La firmeza con la que Sánchez ha tomado la arriesgada decisión de acabar con toda la dirección del PSOE de Madrid se debe también a que cuenta con el respaldo de los fieles a Alfredo Pérez Rubalcaba, con Jaime Lissavetzky a la cabeza, que no solo aprueban la medida, sino que han dado un paso al frente entrando en la gestora que se ha hecho cargo de la agrupación. Ayer, Lissavetzky se situó detrás de Simancas, bien visible, para que ese respaldo quedara claro. Rubalcaba se la tenía jurada a Gómez desde que este destrozó su plan de sustituirlo por Trinidad Jiménez negándose a dar un paso atrás y forzando unas primarias que ganó. Ahora, se toma la revancha.

Los críticos, al acecho

Madina no se pronuncia. Sánchez tiene ganada la batalla orgánica al contar con el respaldo, bien explícito o por silencio administrativo, de todos los barones. Pero los sectores críticos que existen en muchas agrupaciones, entre ellas Galicia, en donde dirigentes como Francisco Caamaño están enfrentados a Gómez Besteiro, intentarán obtener rédito de este episodio para que, en caso de que la jugada le salga mal a Sánchez, debilitar su liderazgo y el de los barones regionales apoyados por el líder nacional, como es el caso de Besteiro. Significativamente, tampoco Eduardo Madina, cada vez más abiertamente enfrentado a Sánchez, quiso respaldar ayer la decisión tomada, a la espera de ver como se desarrollan los acontecimientos.

Reacción del PP

Rajoy, a la expectativa. Lo ocurrido en el PSOE viene a dar la razón a Mariano Rajoy en su decisión de posponer al máximo la designación del candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. En el PP se da prácticamente por seguro que Ignacio González será el cabeza de cartel, pero, de haberlo confirmado antes, un cambio en la candidatura del PSOE, como el que se ha consumado, podría haber cogido con el pie cambiado y por sorpresa a Rajoy. Si el PSOE optara ahora por un candidato de gran peso político, el líder popular tendría todavía tiempo de contestar a Sánchez con la misma moneda, cambiando a González por un peso pesado del PP. Rajoy está ahora a la espera de que sea el PSOE el que dé el primer paso.