CiU, cada vez más cerca del divorcio

alfonso torices MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Los dos partidos de la coalición gobernante en Cataluña se lanzan a reforzar proyectos divergentes ante la posibilidad de disolver una sociedad de 36 años

04 ago 2014 . Actualizado a las 09:56 h.

Los máximos dirigentes tanto de Convergencia como de Unió no admiten en público crisis alguna en CiU, la sociedad firmada entre ambos hace 36 años, que les ha permitido gobernar Cataluña casi todo el período democrático y ser determinantes, como bisagra nacional, con los ejecutivos españoles sin mayoría absoluta. Sin embargo, los comentarios privados de destacados militantes indican una alta inestabilidad en la federación y las estrategias políticas emprendidas por cada una de las siglas, no solo contradictorias sino divergentes, no hacen sino confirmar el alto riesgo de que a medio plazo la entente toque a su fin.

Ninguno de los socios tiene prisa por abordar ese capítulo, más cuando están a la vista importantes comicios como los municipales, en los que CiU se arriesga a perder buena parte de su poder local. Sin embargo, conscientes de que es un escenario verosímil, han comenzado ya a dar los pasos para estar en la mejor situación individual posible si llega el caso.

Pulso soberanista

Las tensiones entre el socio mayoritario, Convergencia (CDC), y Unió (UDC), que representa el 25 % de la militancia conjunta, han reaparecido después de tres décadas. Pero la cuerda nunca se había tensado tanto como desde que Artur Mas, el heredero político de Jordi Pujol en el liderazgo de CDC, iniciase en el 2012 el pulso soberanista hacia el estado propio con el soporte parlamentario de Esquerra. Un hueso demasiado duro de roer para el partido democristiano liderado por Josep Antoni Durán i Lleida, que se opone a las tesis independentistas y enemigo político declarado de los republicanos. Desde entonces, todo han sido desencuentros. Unió comparte el objetivo fundamental de Mas de la celebración de un referendo de autodeterminación el próximo 9 de noviembre, pero no la posición de CDC que, como la de Esquerra, es de un sí rotundo a la segregación de España. Tal es la distancia que Durán lleva casi un año de contactos discretos con empresarios, partidos políticos y miembros del Gobierno de Mariano Rajoy para tratar de impulsar sin ningún éxito una alternativa, la llamada tercera vía y que es una reforma de la Constitución con un encaje de Cataluña en España de tipo confederal.

Una fórmula desdeñada tanto por Rajoy como por Mas. El resultado es que Convergencia, al que cada día las encuestas le dicen que, en parte también por las dudas de su socio, Esquerra le está comiendo el electorado y está a punto de arrebatarle el liderazgo catalán, quiere emprender ya mismo un proceso que la defina como netamente independentista y recupere su antiguo perfil social para frenar la sangría y pelear los votantes prestados a ERC. Un proceso con nuevas caras, como la llegada de Josep Rull al número dos por la dimisión de Oriol Pujol, acelerado por la necesidad de sacar de la dirección a todo el que huela a pujolismo, lo que también pone en riesgo la permanencia de Mas.

En una entrevista a la agencia Efe, ayer mismo, Oriol Junqueras, líder de ERC, aseguraba que no está en la agenda ni en la mesa de debate entrar en el gobierno de la Generalitat, lo que prueba que Convergencia y ERC, ahora, solo tienen en común la estrategia de la consulta.

Duran, por su parte, comenzó a marcar distancia con la reciente dimisión como secretario general de CiU, pero se quedó con la plataforma mediática de la portavocía del Congreso. Ya sin ambages reconoce que hace meses que comenzó a impulsar un proyecto político, en el que estaría incluida Unió, que reúna a todo el catalanismo político y social, de la derecha al centro progresista.