En cuanto a las expectativas de futuro, apenas hay cambios respecto de la encuesta anterior y se mantiene la división entre pesimistas y optimistas.
El Barómetro ha preguntado también por los objetivos que deberían guiar la política exterior española. De una lista cerrada, los encuestados eligen en primer lugar el apoyo a las empresas españolas y la mejora de la imagen de España en el exterior; seguidos por la extensión de la influencia de la cultura y lengua españolas; la ayuda al desarrollo a los más pobres, la promoción de la democracia en países autoritarios y de la unidad europea.
Marruecos supera ahora a EE.UU. y América Latina como área prioritaria de interés para la política exterior española, ocupando el segundo puesto tras la UE en lo que parece, según Elcano, consecuencia de la presión migratoria en Ceuta y Melilla.
Los encuestados se han manifestado asimismo sobre las principales amenazas que perciben para España. También entre una lista cerrada, sitúan en primer lugar los problemas de abastecimiento de energía, el narcotráfico, el terrorismo islamista y el calentamiento global.
Por detrás sitúan la inmigración irregular, y a más distancia, la globalización, la conversión de China en potencia mundial, las tensiones entre Rusia y Ucrania y, por último, los gobiernos populistas de América Latina.