La vigilancia aduanera, tocada

Melchor saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

M. MORALEJO

Los agentes afirman que la reforma Gallardón vacía de contenido uno de los mejores servicios del mundo y animará a los narcotraficantes

04 may 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Los cerca de 2.000 funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) todavía no dan crédito. Aunque ha pasado un mes y medio de la entrada en vigor de la reforma de la justicia universal confiesan que todavía viven «un mal sueño». En el SVA, el enfado con la modificación legal aprobada con el único apoyo de los votos del PP es palpable en cada despacho. Incluso entre algunos de sus responsables. Ellos son las grandes víctimas de la reforma de Alberto Ruiz-Gallardón. «La reforma ha convertido a un cuerpo de élite de lucha contra el narcotráfico reconocido a nivel mundial en un grupo en el que solo vamos a podernos dedicar a perseguir a contrabandistas de poca monta de cartones de Winston», apunta con amargura en su voz uno de los agentes que ha participado en varias de las operaciones que ahora ha anulado la nueva legislación. «Ver a estos tipos en la calle me repatea las tripas», admite mientras apura un café.

Aunque desde las más altas instancias del departamento no se comparte el pesimismo de los agentes y defienden que las operaciones contra el narcotráfico en el mar se mantendrán, la queja entre los funcionarios del SVA no cesa. Saben que Vigilancia Aduanera era hasta ahora casi el único cuerpo del mundo con capacidad para operar en el Atlántico oriental, a centenares de millas de cualquier punto de tierra firme. Ningún otro país europeo ha tenido nunca una unidad antidroga con esa capacidad porque ningún país tiene la posición geoestratégica de España como punto de entrada de alijos desde Centro y Sudamérica y desde el norte de África.

«¿Cómo pretende ahora el Gobierno luchar contra el narcotráfico?», pregunta uno de los responsables del SVA bajo la condición del anonimato. «Para combatir el tráfico de drogas internacional es indispensable poder atacar el origen del transporte y eso supone siempre abordar los grandes barcos nodriza que transportan los grandes alijos en aguas internacionales. Luego, cuando la droga es trasladada a otras pequeñas embarcaciones se dispersa como un racimo y es imposible seguir todos los cargamentos que entran en aguas jurisdiccionales», argumenta este jefe mientras usa azucarillos sobre una mesa para explicar gráficamente la distribución de la droga.

Unos y otros coinciden en sus más que pesimistas análisis: nunca más podrán abordar buques en alta mar. Es improbable que los narcos, tras la reforma, usen barcos españoles o tripulantes españoles. «Y es casi imposible probar que la droga tiene destino a España», dicen.

Preocupación en otros países

«En realidad, muchas de las operaciones de Vigilancia Aduanera de los últimos años han partido de meras sospechas por movimientos o escalas extrañas de los barcos. ¿Cómo vamos a saber si la droga iba a tener destino a España o a otro país europeo antes de abordarlo?», se preguntan sin respuesta. Otra de las cosas que preocupa en el Servicio de Vigilancia Aduanera es cómo explicar a los servicios antidroga de otros países que ellos, la «élite mundial» de la lucha contra los narcos, tiran la toalla. «Nos han llamado de Italia, Francia, Reino Unido, Estados Unidos para darnos el pésame, pero también con mucha preocupación. Ellos en muchos casos eran los que nos pasaban información y nos pedían que interceptáramos los barcos porque no tienen capacidad para operar en muchas zonas del Atlántico a las que nosotros sí llegábamos con cierta facilidad desde Cádiz o desde Canarias», apunta otro funcionario, experto en esas relaciones internacionales.

las consecuencias en el recorte de LA JUSTICIA UNIVERSAL