Tras 1.090 días en prisión, se siente un chivo expiatorio

R. G. Madrid / Colpisa

ESPAÑA

05 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Pablo Crespo llega a trabajar con Correa cuando sus empresas de viajes y de organización de actos electorales y políticos ya habían consolidado una relación profesional con el PP. La modesta agencia de viajes Pasadena había derivado en la organización de mítines, campañas electorales o presentaciones políticas. Según el sumario del caso Gürtel, entre 1996 y 1999 la trama había facturado al partido por encima de los seis millones de euros. Crespo se incorpora a la red tras la caída en desgracia de su padrino político en Galicia, Xosé Cuiña, y en el 2002 ya está al frente de Special Events, una de las firmas encargadas de los actos políticos.

Encarcelado por orden del juez Baltasar Garzón el 6 de febrero del 2009, salió en libertad bajo fianza de 100.000 euros el 1 de febrero del 2012 tras pasar en prisión preventiva casi tres años, 1.090 días. Está acusado de los delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal, cohecho, tráfico de influencias y falsedad documental.

En un banco de Suiza tiene bloqueados 1,5 millones de euros, suma descubierta en la respuesta de las autoridades helvéticas a una comisión rogatoria del juez Ruz. En las escasas veces que ha hablado tras su salida de prisión se muestra convencido de que su sentencia ya está escrita. «Nos van a dar la del pulpo», comentó en la Sexta, donde también se mostró seguro de que los dirigentes políticos con los que hicieron negocios saldrán libres de polvo y paja.

En otra entrevista concedida a eldiario.es dijo que tanto él como Correa se sienten «chivos expiatorios de una operación política» diseñada en el Ministerio de Interior en el 2006 durante el anterior Gobierno socialista. La única culpa que admite es haber sido «un poco laxos en materia tributaria», pero por lo demás no hay materia penal en su actividad ya que Gürtel era un «grupo de empresas normales y corrientes que tenía como principal cliente al PP».