La socialista andaluza pide propuestas al presidente del Gobierno y al de la Generalitat que abandone el «callejón sin salida» del soberanismo
03 feb 2014 . Actualizado a las 20:24 h.La presidenta andaluza, Susana Díaz, ha asegurado hoy que ha hablado «mucho y de todo» en su reunión de esta mañana con el presidente catalán, Artur Mas, incluso de lo que no comparten, como el conflicto territorial, en un momento, ha dicho, en el que «falta consenso y diálogo y sobra crispación». «Hay un elemento primero e importante: que hemos hablado y eso es mucho. Es imposible encontrar un punto de encuentro cuando no se habla. Lo más relevante es que hemos hablado de todo. Incluso de lo que no compartimos, que es el conflicto territorial», ha dicho Díaz.
Durante su conferencia en el Foro Barcelona Tribuna, organizado por el diario La Vanguardia, la Sociedad Económica Barcelona de Amigos del País (SEBAP) y la Asociación Española de Directivos, la dirigente andaluza ha destacado que «en un país en el que falta consenso y diálogo y sobra crispación, es importante que nos sentemos a dialogar, hablar y encontrar una vía de solución».
En presencia del líder del PSC, Pere Navarro, entre el público del almuerzo-coloquio, Díaz ha defendido la apuesta federal que el PSOE comparte con el socialismo catalán: «Hay que salir de ese raíl que conduce al absurdo. La única manera para evitar el choque de trenes es la vía del diálogo y la reforma». A Rajoy le ha reprochado que se cierre en banda con el «no, no y no» a todo lo que afecta a Cataluña, y a Mas le ha reprochado la falta de viabilidad que ve en su apuesta independentista en pleno siglo XXI. Ante estas dos posiciones que Susana Díaz considera erróneas, ha pedido a ambos generosidad y altura de miras, y ha asegurado que Andalucía está dispuesta a «arrimar el hombro» para encontrar una solución y llegar al consenso sobre las reforma que necesita España.
Sobre la consulta --punto que le distancia del PSC--, ha expresado su «oposición rotunda» porque la considera inviable y no la ve como la posibilidad de que los catalanes decidan, sino como una treta de los partidos soberanistas para recibir el aval a una independencia que ya tienen decidida.