Rubalcaba no tira aún la toalla

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El líder del PSOE jugará sus cartas hasta el final para ganarse apoyos en la lucha por la candidatura socialista que se abrirá tras el verano

05 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Que nadie interprete mal mis silencios; son coherencia y prudencia. Haré lo que crea mejor para mi partido y lo decidiré cuando corresponda». Son palabras pronunciadas por Alfredo Pérez Rubalcaba, hace ya dos meses y según dicen quienes le rodean, siguen siendo válidas. Como lluvia fina se ha ido instalando entre dirigentes de primera línea y cuadros medios la sensación de que su adiós está próximo. Tanto, que algunos se atreven a decirlo abiertamente sin que eso provoque la mínima sacudida en el partido. Pero en el círculo más próximo al líder del PSOE advierten de que sería un error dar nada por sentado.

«No hay voluntad de permanencia por encima de todas las cosas, Alfredo no va a hacer nada que no sea lo mejor, ni vamos a ir contra el criterio mayoritario del PSOE -dice una de las personas que más lo trata a diario-, pero ese criterio no es necesariamente el de quienes hacen más ruido». Lo llamativo es que entre quienes se hacen oír están ahora algunos de los barones que en el 2011 empujaron a favor de Rubalcaba frente a la opción de Carme Chacón, a su juicio más voluble, y menos adecuada para el momento que había que afrontar.

Es el caso del castellano-manchego Emiliano García-Page, que desde hace ya varios meses viene expresando abiertamente su «impresión» de que Rubalcaba no se presentará a las primarias. Pero también el de Guillermo Fernández Vara. El líder de los socialistas extremeños, que como el alcalde de Toledo ve alguna posibilidad de recuperar el poder en las autonómicas del 2015 si a su electorado se le motiva suficientemente, se despachó tajante en Abc hace tan solo una semana: «Yo no veo a Rubalcaba liderando el futuro del PSOE», dijo.

Renovación ideológica

La afirmación pasó casi inadvertida. «Creo que no hubo reacción porque es algo que está asumido con carácter general; con unos argumentos u otros», insiste uno de esos líderes territoriales. La réplica llega igual de contundente desde Ferraz. «Rubalcaba ha dejado claro que cuando está convencido de algo -recalcan- es tozudo y ahora lo está de que no ha llegado el momento aún de tomar una decisión». Lo que a nadie se le oculta, sin embargo, es que la cuenta atrás ha comenzado. De ahí que ya haya empezado la toma de posiciones.

«El mandato fundamental de Alfredo era acometer la renovación ideológica del partido. Eso es lo que se decidió en el 38.º congreso, y eso acaba en noviembre -dicen fuentes de la propia dirección socialista-; a partir de entonces ya veremos». Una vez concluya la conferencia política, el fin de semana del 8, 9 y 10 de noviembre, habrá que fijar el calendario para las prometidas primarias abiertas (otro mandato congresual) y, a pesar de que la actual ejecutiva sigue defendiendo que lo más inteligente sería esperar a que pasen las elecciones al Parlamento Europeo, el 25 de mayo del año próximo, ya no hace causa de ello. Algunos de los aspirantes, entre ellos el secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, Eduardo Madina, entienden que es mejor que las cosas se resuelvan con más premura. «Si hay una coincidencia general, se verá -aseguran en Ferraz-; no hay resistencia».

Es cierto, aun así, que el secretario general se irá de vacaciones con buen sabor de boca. Su intervención frente a Mariano Rajoy en el pleno extraordinario del Congreso sobre el caso Bárcenas gustó y convenció a los suyos, incluso a dirigentes de perfil crítico como el madrileño Tomás Gómez. Eso no quita para que a la salida del debate se volviera a oír un lamento recurrente: «Todo el mundo está de acuerdo en que ha hecho un buen discurso, pero el problema es que nadie le escucha».

El resultado del último CIS no ayuda, precisamente, a combatir ese argumento. El PSOE sigue sin levantar cabeza e incluso pierde porcentaje de voto. Y el 74 % de quienes se declaran votantes socialistas dicen sentir poca o ninguna confianza hacia Rubalcaba. La pregunta es si otro en sus condiciones, con la última etapa de gobierno tan reciente, estaría mejor.

Quienes defienden al veterano político se apoyan en una convicción: «No es descartable que el PSOE vuelva al Gobierno tras las próximas elecciones y, en estas circunstancias -sostienen-, mejor no hacer experimentos». Es su baza frente a candidatos más jóvenes y más ilusionantes, pero menos experimentados. «Tiene el Estado en la cabeza». Lo dicen siempre los suyos y es una frase en la que él se ve representado.