La rebelión de los barones y la irrupción de Aznar agitan el partido
26 may 2013 . Actualizado a las 10:49 h.A Mariano Rajoy solo le faltaba que apareciera el expresidente que lo designó como sucesor presentando una enmienda a la totalidad a su gestión. La irrupción medida de Aznar tenía lugar en medio de una rebelión de los barones del PP contra lo que algunos consideran un trato de favor del Gobierno a Cataluña, concediéndole un déficit a la carta. Rajoy los ha citado mañana en la sede de Génova para frenar sus críticas y llegar a un acuerdo que, se espera, suponga compensaciones económicas para las comunidades que hayan cumplido el objetivo.
Aunque la diatriba de Aznar y su amago con volver no han encontrado ningún respaldo de los dirigentes del PP, entre otras cosas porque le deben sus puestos a Rajoy, su llamamiento a bajar los impuestos de forma inmediata es compartido por algunos de ellos, incluso del sector «marianista», y goza de amplio respaldo entre los militantes y simpatizantes populares.
Pérdida de confianza
Cuando solo han pasado poco más de 16 meses desde que llegó a la Moncloa, Rajoy han sufrido un deterioro sin precedentes. Según el CIS, se ha dejado ya 10,6 puntos desde las elecciones y el 85,6 % de los ciudadanos tienen poca o ninguna confianza en él (más del 60 % entre sus propios votantes). La cifra récord de 6,2 millones de parados y, más aún, la propia previsión gubernamental de que su legislatura acabará con 700.000 desempleados más que la anterior, resulta devastadora.
Pero Rajoy no solo tiene que lidiar con una profunda crisis económica y el desgaste que producen los recortes, sino que desde que se supo que el hombre al que nombró tesorero, Luis Bárcenas, ocultaba 22 millones en bancos suizos (cantidad que luego ascendería a 38), y se publicaron sus presuntos papeles, se enfrenta a otra bomba de relojería. Tras las últimas revelaciones, ha quedado claro el pago de cantidades periódicas (en 14 pagas) a la cúpula del PP a modo de sobresueldos, el manejo de dinero en sobres y, según la policía, las donaciones de empresas, en su mayoría de la construcción, que sobrepasaban el límite establecido, lo que apunta a una financiación ilegal.
En esta coyuntura, aparecen las disensiones internas. En el PP, que presume de ser el único partido con un solo discurso en toda España, se oyen ya voces claramente discordantes. Los barones buscan distanciarse de Rajoy para no contagiarse del enorme desgaste que está sufriendo su imagen. Sus últimos desplantes por el déficit asimétrico también han contribuido a minar su autoridad hasta el punto de que De Cospedal tuvo que advertirles de que el apoyo al presidente es innegociable. Ya no es solo Esperanza Aguirre la que se desmarca. El extremeño Monago anuncia bajada de impuestos en pleno debate interno por su subida y Alberto Núñez Feijoo asegura que a Rajoy le «falta relato».