El salvador

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

23 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Cuanto daño han creado ciertos mitos. Algunos se creen que, como el Cid, pueden seguir ganando batallas después de muertos. Aznar tiene todo el derecho del mundo a resistirse a ser el jarrón chino de que hablaba González. Tiene motivos también, como todos, para denunciar el incumplimiento del programa electoral del PP. Incluso es razonable que exprese sus discrepancias y haga propuestas, compartidas por unos y rechazadas por otros, respecto de la gestión del Gobierno. Hasta es elogiable que se plantee bajar a la arena y volver al ruedo político. Pero hay que hacerlo enfrentándose al toro, no desde el burladero. Que defienda sus posiciones y mida sus fuerzas en los órganos del partido. No desde un púlpito televisivo hecho a su medida. Porque España no necesita mesías ni salvadores. Si siente que es su responsabilidad, que empiece por someter a juicio la gestión de la que tanto alardea. Porque fue su política la que cebó la burbuja inmobiliaria que tanto daño nos ha hecho. Porque no solo tardó años en hacer lo que ahora exige con tanta urgencia, bajar impuestos, sino que fue incapaz de avanzar en reformas que ahora reclama apoltronado en lejanos despachos desde los que no ve la calle ni sus problemas. Si quiere ejercer de jefe de la oposición, que se remangue y lo haga con lealtad, sin ventajismos. Y que empiece por dar explicaciones sobre las sospechas de corrupción derivadas de las tramas Gürtel y Bárcenas.