Una madrugada en vela y un desayuno con videoconferencia

Antonio Montilla MADRID / COLPISA

ESPAÑA

<span lang= es-es >Sobres en Facebook</span>. La indignación llegó a la Red. Los internautas inundaron la página del PP en Facebook de miles de sobres (en referencia a los pagos en negro) y símbolos del euro.
Sobres en Facebook. La indignación llegó a la Red. Los internautas inundaron la página del PP en Facebook de miles de sobres (en referencia a los pagos en negro) y símbolos del euro.

De Cospedal y sus tres adjuntos diseñaron con Rajoy una respuesta coordinada

01 feb 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Como en un relato de Vázquez Montalbán o Le Carré, De Cospedal y los tres vicesecretarios generales del PP (Javier Arenas, Carlos Floriano y Esteban González Pons) recibieron a última hora de la noche del miércoles casi a la vez una llamada de un redactor del diario que divulgó la contabilidad opaca del PP. La pregunta fue la misma. ¿Recibió pagos en B de la tesorería que dirigía Bárcenas? La respuesta, más o menos, la misma: no.

Nada más colgar, los tres avisaron a De Cospedal. «A mí también», fue el comentario de todos. La cúpula del PP supo que la tormenta se había desencadenado. La madrugada se llenó de llamadas. La dirección de comunicación intentó capear el temporal, a la vez que los equipos de Rajoy y De Cospedal hilvanaban una réplica a acusaciones que se antojaban demasiados contundentes como para no ofrecer una respuesta contundente. A primera hora de la mañana, De Cospedal citó a su equipo en Génova 13. ¿Enrocarse o contraatacar? Esa era la cuestión. Rajoy, que debía presidir a las 10.30 horas en la Moncloa la Comisión de Asuntos Económicos, siguió las deliberaciones mediante videoconferencia.

Menos suerte tuvieron la ministra Fátima Báñez y el secretario de Estado de Igualdad, Juan Manuel Moreno, que acudieron a dos entrevistas matutinas sin tener claro cuál era la posición oficial. Los dos vadearon como pudieron la situación.

Complicada deliberación

En la cocina del PP, la deliberación no fue fácil. Se citó a la prensa a las 12.30. Pero De Cospedal, con Arenas, Floriano y Pons, no apareció en la abarrotada sala hasta las 13.30. En ese lapso ocurrieron varios hechos. Por un lado, Bárcenas, presunto muñidor de la crisis, y Álvaro Lapuerta, su antecesor en la tesorería del PP, negaron la autoría de la contabilidad destapada por El País. Un comunicado recibido con alivio. Cuadraba con la réplica preparada: negar la mayor y anunciar querellas contra quien acusara sin pruebas.

No obstante, minutos antes, seguida por corresponsales extranjeros, De Cospedal fue informada de que el presidente del Senado, Pío García Escudero, había reconocido la veracidad de uno de los apuntes, el que señalaba que recibió cinco millones de pesetas en concepto de crédito personal. Pese a este traspié, mantuvo el guion pactado con Rajoy: las acusaciones, incluso los papeles reproducidos, son falsos. De Cospedal, según fuentes de su entorno, hubiera preferido otra respuesta.

Una más contundente que marcara distancia entre los supuestos corrompidos y el resto. La tesis de Rajoy se impuso. Las depuraciones internas se harían más adelante. De momento, el PP tenía que dar una imagen inequívoca de unidad y pulcritud. Y esto incluía la actual dirección general, pero también, como recalcó tal vez a su pesar De Cospedal, a las anteriores.

Otra duda atormentaba a la cúpula. ¿Si no fueron ni Bárcenas ni Puerta, quién filtró esos documentos? Varios miembros del PP deslizaron en las redes sociales un nombre, Jorge Trías, exdiputado y antiguo abogado de Bárcenas. El extesorero reclamó al PP en el 2010 que sufragasen la minuta de Trías por defenderlo en el caso Gürtel. Según algunas fuentes, Bárcenas pidió entre 50.000 y 100.000 euros para pagar a Trías. De Cospedal se negó de plano.